Parte 133: Victor Crowley

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¡Hijo! ¡Hijo! ¡¿Dónde estás?! ¡Victor!

En mitad del pantano, con la oscuridad a su alrededor, un enorme hombre caminaba con un hacha en la mano. Buscando algo y mirando de un lado a otro.

Su cara estaba deformada y sus andares parecían ser los de un muerto. Repentinamente escuchó las mismas voces de cada noche.

¡Tienes que salir de ahí!

¡Victor! ¡Victor! ¡Tienes que salir ya! ¡¿Dónde estás?!

Gritos de terror, gritos que lo alteran un poco en su recorrido hasta los restos de la vieja casa que pertenecía a su padre.

Incluso podía recordar a su padre hablándole de pequeño...

Victor, da igual lo que te digan los demás, no les eches cuenta...

Tu eres un buen chico, Victor, no lo olvides nunca...

Es Halloween y vendrán niños... simplemente no salgas, ¿de acuerdo?

¡Victor! ¡Victor!

Y ahí estaban de nuevo los gritos de su padre, opacando cualquier recuerdo positivo que quedase en su mente... solo estaba esa noche...

La noche en que su casa ardió... la noche en que murió... la noche en que fue alejado de su padre de por vida... consumado por la rabia de...

¡Aquí tienes a tu padre! ¡Hijo de puta!

Ese no era su padre... era una chica... la chica que lo mató de nuevo... ¿pero cómo había regresado? ¿es que nunca terminaría su maldición?

"Eh, amigo..."

"........"

"Amiiiigo... amii..."

La voz pertenecía a un hombre mayor, bastante borracho y con una botella en la mano.

Victor se giró para mirar cómo este seguía llamándolo. Por su estado de embriaguez no parecía notar su aspecto o el hacha que portaba.

"Amigo... ¿esa es tu... ¿casa?"

"Grg..."

"¿Por qué no me invitas a tomar algo?"

"Grgrrr..."

"No gruñas, no eres un perr..."

De un solo golpe destrozó el torso del hombre, dando un grito de frustración tras ello.

Poco a poco se fue calmando conforme veía al cadáver inquieto. Luego se giró hacia su casa y caminó sabiendo lo que le esperaba.

En su cuerpo notaba el calor de las llamas, el dolor en su rostro, pero también es donde mejor podía oír las voces...

Victor... lo siento, hijo...

¡Victor! ¡Victor!

¡Sal de ahí Victor! ¡No puedo entrar!

Victor... ¿me escuchas?

Que nadie te diga que eres un monstruo, ¿de acuerdo? no eres un monstruo... si te lo dicen es porque son gente mala...

"¡Graaaacy!"

"........"

"¡Graaaacy!"

El borracho no había venido solo, pues otro hombre igual de alcoholizado, o más, se veía tambaleándose con dificultad hasta caer al suelo.

"Jo... Gracy... ¿qué demonios haces?"

"Grgrrr..."

"Gracy, te noto raro... hip..."

"Grgrr..."

Tu no eres un monstruo... Victor...

Tu no... no.. no... ¡sal! ¡sal!

¡Victor! ¡Victor! ¡Sal de ahí!

Todo recuerdo positivo de su padre, toda enseñanza, se veía sustituido por una furia inhumana que le hizo correr hacia el sujeto.

"¿Gracy? ¿Por qué llevas..."

"¡Grrruaaahhh!"

"Tu no eres..."

"¡Gruuraaaahh!"

Y con un solo puñetazo pudo decapitarlo.

Sin embargo no se conformó con esto y siguió golpeando el cuerpo del individuo tanto con su hacha como con sus propios puños.

"Arff... arf..."

Victor... hijo mío...

"Grgr... grrr..."

Naciste del amor... no lo olvides... 

"¡Grraaaahhh!"

Un grito desgarrador fue lo que lanzó mientras una lágrima caía por sus ojos.

Tras algunos segundos levantó la mirada y solo vio el pantano... el eterno pantano... siguió su camino para ver qué encontraba.

Sí... daría la vuelta al pantano y luego volvería como siempre a su casa...

¡Victor! ¡Victor! ¡Sal de ahí!

¡Victor! ¡No!

Siempre regresaba a su casa...

Esa era la maldición que Victor Crowley poseía...

Detectives del MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora