Parte 75: Ortodoncias

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Alan Feinstone estaba en la sala de interrogatorios, maldiciendo que su plan hubiese salido tan mal. Odiaba cuando no pensaba con claridad.

Pensó en escapar, pero entonces entraron Judy y Alex. Este último no era policía, pero se le permitió entrar. A Esther no.

"¿Cómodo? Señor Feinstone"

"........"

"Les presento a Alex Nevsky..."

"¿Nevsky? ¿Eres ruso?"

"No... no lo soy... de hecho soy..."

"Dígame, doctor Feinstone, ¿por qué quería matarme?" - preguntó la oficial

"Él me lo pidió..."

"¿Quién se lo pidió?"

"No lo sé... él... él no me quería decir su nombre"

"¿Por qué le contactó?"

"Bueno, él... encubrió cierto problema..."

"Un acto delictivo suyo, ¿no?"

"........"

"¿Y qué más?"

"Y me... me pidió que la matase..."

"Y usted aceptó sin más"

"Me amenazó" - dijo a modo de queja - "Dijo que me entregarían otra vez al manicomio... y yo no quiero volver allí, no estoy loco..."

"Mató a varias personas y les arrancó los dientes"

"Eso no es..."

"Incluso en Maine eso no es algo que una persona normal..."

"¡Yo soy una persona normal!" - gritó levantándose de golpe

"¡Siéntese ahora mismo!"

"Lo... lo siento..."

Algo enfadado, Alan aprovechó que se sentaba para levantar una pierna y apoyarla sobre su rodilla. Tenía un bisturí en el zapato.

"Dígame, su socio..."

"Extorsionador"

"Su socio..." - repitió de mala gana - "¿Le dio algún nombre?"

"No, ninguno..."

"¿No le dijo nada que le llamase la atención?"

"Quería verla muerta a usted y... emm... un juego..."

"¿Un juego?"

"Sí, se tomaba todo como si fuese un juego"

"Ghostface" - dijo Alex - "Debe de haber sido él..."

Mientras  tenía lugar el interrogatorio Irena observaba tras la ventana falsa. Estaba algo incómoda y nerviosa al ver a ese hombre.

Pero lo que le cambió la cara fue ver cómo con sus manos esposadas lograba acceder a su bisturí y estaba intentando liberarse.

"¿No recuerdas nada más de tu informante?"

"Sabía mucho sobre mi..."

"Ya, eso tampoco es muy complicado"

"Sí... no sé por qué... se supone que yo..."

"¿Pasas desapercibido?"

"Pues sí..."

"Lo dudo, sobretodo en los tiempos actuales" - le dijo Alex

"Ya... no sé qué pasa últimamente, pero siento que me duele más..."

"¿Los dientes?"

"La cabeza..."

"¡Judy! ¡Judy!"

"¿Irena? ¿Por qué está..."

La muchacha abrió de golpe la puerta, al mismo tiempo que el dentista había logrado liberarse de sus esposas haciendo esfuerzo.

"¡Cuidado! ¡Tiene un arma y está libre!"

"¡Apartaos! ¡Voy a irme de aquí!"

"........"

"¡Alex! ¡Aparta..."

El dentista fue por Alex, ya que parecía el más indefenso. Pero al llegar a él, este sacó su pistola y le disparó en su otra pierna.

Instantáneamente retrocedió, golpeándose contra el cristal falso, que afortunadamente no se rompió.

"Aaauh..."

"Yo... yo no pretendía... ha sido un actoreflejo..."

"No te arrepientas de nada"

"Judy, está..."

"Aún está vivo..."

"Arf... arf... mis dos piernas..."

"¿Algún truco más? Doctor"

"Arff... arf..."

"Porque ahora mismo vamos a enviarle a prisión... o a su celda en el manicomio..."

"Emm... Judy..."

"¿Qué ocurre? Alex"

"Se supone que debemos..." - le dijo en voz baja

"........"

"Ya sabes..."

Alan volvió a aprovechar ese momento de distracción y agarró el bisturí del suelo. Sin embargo no tenía fuerzas para levantarse.

"Primero deberíamos ver si sabe algo más..."

"Lo sé, pero recuerda que..."

"No volveré al manicomio..." 

"Usted cállese, estamos hablando sobre..."

"No... ¡yo no estoy loco!"

Y sujetándolo con las dos manos clavó el bisturí en su garganta, ante la mirada horrorizada de los investigadores presentes.

"No... volveré... al mani..."

"Oh... dios..."

"Mani... comio..."

Judy observó cómo la sangre empezaba a salir al mismo tiempo que un extraño brillo dorado cubría al dentista y lo hacía desaparecer.

Detectives del MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora