Capítulo 63

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Nos acercamos al fin, lamento lo corto del capítulo, mis ideas no dieron para más y lamento también hacerlos esperar tanto🤧💜 miles de gracias por haberme acompañado hasta aquí.

Nos acercamos al fin, lamento lo corto del capítulo, mis ideas no dieron para más y lamento también hacerlos esperar tanto🤧💜 miles de gracias por haberme acompañado hasta aquí

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Holly

Las estrellas aun dominaban el cielo, pero bruñidos destellos se atisbaban en el agua oscura del Mar de Cortés. El sol se manifestaba lentamente a través del horizonte, regalándome una vista sorprendente de la majestuosidad que representaba esta parte del planeta. Nunca había estado en México y me arrepentía no haberlo visitado antes.

Pese a que, no había dormido casi nada, el sueño no formaba parte de mí justo ahora, continuaba ensimismada en la belleza que Dixon puso frente a mis ojos mientras él se adhería a mi cuerpo desde atrás. La brisa salada y fresca me rozaba la piel al tiempo que los dedos de mi esposo viajaban al cierre de mi vestido de novia.

—¿Vas a hacerme el amor al aire libre? —Pregunté.

—Bajo las estrellas —deslizó suave la tela pesada y costosa—, te quiero gimiendo encima de mí mientras el sol aparece.

—No estamos solos —recordé.

—Lo estamos —besó mi hombro desnudo—, eché a todos, no iba a permitir que nadie que no sea yo vea gemir a mi mujer.

Me volví hacia él, apoyé los brazos en sus hombros, rodeándole el cuello con las manos. Llevaba el cabello alborotado y el esmoquin encima. Se le veía más feliz y relajado, es como si nada pudiera arruinar este momento, mil sucesos podrían acontecer en el mundo y nosotros permaneceríamos mirándonos el uno al otro, incapaces de reparar en ninguna destrucción que no sea el caos que al estar juntos creábamos.

Le di un beso en los labios, un beso fugaz que intentó profundizar, negué y me puse de rodillas delante de él. El semblante le cambió de inmediato al notar mis intenciones, a la vez que mis manos se movían por encima de sus muslos, lo tocaba con suavidad, provocándolo.

—Mírame y abre esos bonitos labios rojos, Holly. —incitó.

Se abrió los pantalones, sacó su pene con la mano y lo sostuvo firme y largo, masturbándose en mi cara.

—Pruébame, nena, mételo a tu boca.

Entreabrí los labios, su glande presionó la ligera abertura y luego se desplazó dentro de mi boca. Él siseó de excitación y yo gemí de deleite; sometí la suavidad de su carne a los ligeros movimientos de mi lengua ágil y deseosa de probarlo entero, recorrí el inicio de su falo erecto hasta la punta hinchada una y otra vez, jugando con su necesidad de sentirse dentro de mí. Chupaba por breves momentos haciéndole creer que lo metería todo y volví a deslizar la lengua hasta abajo.

—No puedes joderme con esto, Bridger —se quejó.

—Ya lo hago... y te gusta —lo miré desde abajo, mi lengua rodeándole el glande—, demasiado.

Crueles instintos © [YA A LA VENTA EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora