Capítulo 35

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Dedicado a Ruth, por estar siempre al pendiente y hacerme caso en mis locuras😂
A Manu por enviarme fotos de Kerem🤤 lo disfruto, pero pagarás con dolor.

A ustedes por todo su apoyo🤧💜 no los merezco.

A ustedes por todo su apoyo🤧💜 no los merezco

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Dixon

Se suponía que debía prestar atención a lo que mi padre decía.

Mis pensamientos estaban lejos de aquí, en Scottsdale, para ser exactos; francamente la letanía aburrida y sin sentido del viejo, me tenían sin cuidado. Era más de lo que ya sabía. Con la ausencia de Dexter no solo yo debía hacer el trabajo más sucio, sino también el suyo, que de por sí era aburrido.

Vigilar las toneladas resultaba desesperante, mantenerme al pendiente de que los gramos fueran exactos y se empacara todo, me quitaba mucho tiempo, pero por ahora no confiaba en nadie para encargarle ese trabajo y la última vez que lo hice, el cliente no recibió la cantidad completa y es por eso que Dexter tuvo que entrar al negocio. El consentido hijo de papi y mami no se ensuciaba, solo vigilaba. Joder. Necesitaba encontrar a alguien de fiar.

—Anel es buena, ¿por qué no la llamas? —Sugirió.

—Porque me la follé. —Di un trago, relamí mis labios. El vodka fue mi desayuno de hoy.

—Eres un caso, ¿a cuántas mujeres te has follado? —Lo miré de soslayo.

—Mejor pregúntame con cuántas no lo he hecho.

Se me quedó mirando, yo como siempre, no lo enfrentaba del todo. Me provocaba gran flojera.

—¿Y de pronto llega esta niña y cambias? —Encogí mis hombros— Permíteme dudar.

—Conozco la lealtad.

—En este mundo las infidelidades siempre existirán.

—No depende del mundo, fuera o dentro de la mafia, eso no justifica la clase de porquería que son algunos hombres... como tú —siseé.

—Tu madre lo sabía, ellas lo saben y lo aceptan.

—Bueno, entonces ambos se merecen, son el uno para el otro —me puse de pie y coloqué el vaso con más fuerza de la necesaria sobre el escritorio—, yo me encargaré de buscar un candidato, recuerda que estás retirado, deja de meterte en mis negocios.

No respondió. Estaba seguro que a veces se recriminaba por la crianza empleada en mí, no por todo el daño causado, sino que me convirtió en alguien cruel, desinteresado por completo en su opinión, en sus sentimientos o los cambios que, según él, había tenido con el tiempo.

Crueles instintos © [YA A LA VENTA EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora