Capítulo extra/6

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Un extra que les debía desde hace mucho, como saben, tiene su parte tierna y su parte hot, si no les gusta leer las escenas de sexo, pueden simplemente pasar de ellas💜

Por cierto, añadí un poco de la perspectiva de Dixon en el capítulo 52, con ello se entiende mejor Clandestino, el libro de Molly💜

Y otra cosa, persona que comente pidiendo PDF de este libro o del libro de Dexter (ILEGAL) los voy a bloquear, tengan respeto, que no como aire y si pongo libros en venta es porque necesito el dinero. Tengo hijos y gastos. Gracias.

Holly

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Holly

Había llegado sola al colegio de Molly.

Dixon no sabía que venía para acá y pensaba decírselo cuando todo hubiera pasado. El director me llamó para avisarme que ocurrió un suceso con mi hija y uno de sus compañeros, no me dio detalles y por eso mi nerviosismo mientras ingresaba a las instalaciones. Temía que le hubieran hecho algo a mi niña, al igual que Dixon, compartía ese temor de dejarla expuesta y fuera de nuestra vista, pero era consciente de que ella debía vivir y encerrarla en una burbuja de cristal solo iba a perjudicarla.

Suspiré. Ojalá mi terco esposo pensara como yo y no estuviera cada cinco minutos queriendo protegerla hasta del más mínimo obstáculo que la hiciera tropezar.

Golpeé la puerta de la dirección en cuanto llegué, una mujer abrió para mí, me saludó amable y me hizo entrar. De primer instante enfoqué al director, estaba sentado detrás de su escritorio, un hombre maduro, presentable y educado, al menos hasta donde lo traté.

—Señora, Russo, buenos días, gracias por atender la llamada a la brevedad —dijo amable.

—Buenos días —murmuré de vuelta y enseguida encontré a Molly.

Mi hija se hallaba sentada en un rincón, deprisa me acerqué, dejando de lado al director. No demoré en examinar su cuerpo, encontrándome con raspones en sus rodillas, la blusa arrugada y sucia, al igual que la falda. Su cabello iba alborotado y había tierra en una de sus mejillas, cuando tomé sus manos entre las mías, poniéndome de cuclillas frente a ella, vi más suciedad en sus dedos y uñas.

—Molly, ¿qué ha pasado? —Pregunté preocupada. Ella negó despacio— ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño?

—Lo que pasa, señora Russo...

—Permítame —detuve al hombre a mi espalda—, primero quiero escuchar lo que mi hija tiene para decirme.

Posé mi mano bajo su mentón y la hice mirarme.

—Molly, ¿qué sucedió? —Insistí ante su silencio.

—Vas a regañarme y no quiero que te enojes conmigo.

—¿No confías en mí? Sabes que puedes decirme lo que quieras sin temor, hija.

Se le llenaron los ojos de lágrimas y asintió despacio. Me senté a su lado y no solté su mano. El director nos dio un momento, saliendo de la oficina.

Crueles instintos © [YA A LA VENTA EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora