t w e n t y f o u r

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El cuchillo se desliza en el centro de las fresas conforme las voy cortando en rodajas

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El cuchillo se desliza en el centro de las fresas conforme las voy cortando en rodajas. Apilo los duraznos sobre un plato y entonces, con la mano que me queda libre, consigo voltear el panqueque sobre la sartén. Cuando noto que estos ya quedaron con la consistencia esponjosa que tanto estuve buscando, los acomodo y los decoro antes de llevarlos a la mesa.

Moría de hambre. Eran las doce de la tarde y no había probado bocado. Baño la superficie del pastelito con chocolate derretido antes de partirlo y comerlo. Cierro los ojos, disfrutando del cosquilleo en mi paladar. Estaban deliciosos.

Abro la libreta y hojeo hasta encontrar una página en blanco. Con las mejillas llenas de los trocitos de hot cakes, tal como una ardilla que resguarda sus nueces en invierno, cojo el lápiz y empiezo a trazar lo primero que se me viene a la mente. Pero mi mente no es tan rápida, Wasabi, el gato de mi profesora si lo es, y se sube sobre mis piernas, mirándome fijamente.

ㅡUh... ¿que buscas, Wasabi-chan?ㅡ le hablo cariñosamente al gatito, enterrando las puntas de mis dedos entre su pelaje blanco. ㅡTú no puedes comer esto; no es comida para gatos.

Maulla, y me río suavemente. La posición en la que ha quedado me pareció perfecta para un dibujo, así que trato de grabar esa imagen en mi mente para empezar a deslizar la punta del lápiz por la lámina.

Después de mucho tiempo, por fin puedo sentirme contenta. Por fin puedo volver a ser yo.

Con los dedos difumino el grafito de los bordes de los trazos, manchando mis yemas. Entrecierro los ojos para poder apreciar de una mejor forma mi obra y no puedo sentirme mejor.

Ahora el gato está plasmado en mi libreta. Y quedó mejor de lo que esperaba. Parece que no perdí la práctica.

ㅡ¿Qué dices?ㅡ le pregunto al pequeño, como si estuviera segura de que me dará una respuesta. ㅡ¿Te gusta?

Pega su nariz al papel, oliendo. Interpreto eso como una señal aprobatoria y cierro el cuaderno. Recojo la mesa y lavo todo lo que utilicé antes de salir al jardín a continuar con mi búsqueda del tesoro. Y digo tesoro, porque me prometí a mi misma y, claro, también a Hinami dibujar cualquier cosa en la que encontrara inspiración para afinar mi pulso y recuperar la memoria artística.

Doblo las piernas sobre el césped, introduciendo los auriculares dentro de mis orejas y escuchando algo de música mientras, ahora, intento retratar una de las florecitas blancas del huerto de mi mentora.

La concentración se me va de las manos cuando el sonido de una llamada se interpone con el de mi propia música. Contesto y apoyo ambas palmas sobre la superficie de la tierra, dejando de lado mi bosquejo.

ㅡ¿Estás libre ahora mismo?ㅡ Yuta quiere saber. Estiro el torso, dejando que los rayos de sol me calienten un poco. ㅡTengo algunos pendientes en la oficina, y creo que te interesa venir. Es sobre el testamento, tenemos más pruebas.

arôme de rose » nakamoto yuta, lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora