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He perdido la cuenta de los días que han pasado desde que estoy metida en la cama, pero sé que ni siquiera me he esforzado en darle más de una cucharada a la comida

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He perdido la cuenta de los días que han pasado desde que estoy metida en la cama, pero sé que ni siquiera me he esforzado en darle más de una cucharada a la comida. Tengo el cabello hecho un desastre y el rostro húmedo e hinchado por el llanto.

Mi celular vibra día y noche, anunciando nuevas notificaciones. Sin embargo, no tengo ánimos para estirar el brazo y tomarlo. Solo quiero dormir y olvidar todo.

Solo quiero desaparecer.

Tampoco decido pensar en la academia china en la que me admitieron, ni siquiera quiero pisar ese lugar, pues estoy segura que alguien en el mundo mejor que yo puede ocupar mi puesto.

Hinami ha insistido en dejarme vivir con ella por un tiempo indefinido, al menos hasta que pueda conseguir un trabajo y rentar un lugar decente. Me siento infinitamente agradecida de que se tome todas estas molestias por mi, aunque en el fondo siento que no las merezco.

Yo no merezco nada.

Lo único que puede cruzarse en mi cabeza es la misma pregunta que me aqueja desde hace dos días.

¿Por qué simplemente te fuiste y sin darme una explicación?

Mis sollozos persisten hasta la madrugada. El fuego que me quema la garganta también.

Mientras hundo mi rostro en la almohada y lloro, me cuestiono algo más.

¿Él se siente igual que yo? ¿Está sufriendo por mi tal y como yo estoy sufriendo por él?

Por su parte, Nirāni me abraza todo el tiempo posible. Se queda ahí al atardecer, hasta que el sol desaparece y el cielo es oscuro. Ninguna de las dos hablamos, ni nos movemos, solo nos quedamos juntas. Hinami también se queda con nosotras, pasando sus dedos por mi cabello mientras observa el techo.

Por la mañana, puedo percatarme de su pequeña conversación.

ㅡ¿Por qué todos los hombres son así? Por eso me gustan más las mujeresㅡ escucho a la pelirroja hablar. Chasquea la lengua.

ㅡCállate, puede escucharte. ¿Qué tal si ya despertó?ㅡHinami la recrimina.

ㅡ¿Sabes que es lo que pasó?ㅡle pregunta.

Solo hay silencio y después, suspiros.

ㅡElla y ese chico... Se querían, pero él se fue. Solo le dejó una nota.

ㅡ¿Crees que ella quiera ir a Tsinghua todavía?

ㅡNo lo sé, la veo muy mal.

ㅡ¿No le has dicho aún?

Me remuevo sobre la cama, haciéndoles saber que he despertado.

ㅡ¡Nana!ㅡ mi vieja amiga de preparatoria se acerca, sentándose sobre la orilla de la cama. ㅡ ¿Que tal dormiste?

arôme de rose » nakamoto yuta, lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora