f o u r t e e n

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Capítulo largo dedicado a
ItsDefinitelyJin

Capítulo largo dedicado aItsDefinitelyJin

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Jeno

Mis ojos se abren de golpe, anunciando la llegada de otro de mis insomnios nocturnos. Quizá fue el café el cual me llevó a este extremo en el cual apenas puedo descansar un par de horas. Atravieso el reloj de la pared aún en medio de toda esta oscuridad que pinta mi cuarto.

Cuando cierro los ojos, el recuerdo vuelve.

Jeno, no... ¡por favor no te vayas!ㅡ me súplica la pelinegra, abrazando mi espalda. Su voz me parte el alma, pero mantengo mi firmeza con la decisión que estoy tomando. Te amo...

Mi corazón se rompe a pedazos, quiero decirle lo mismo, besarla y quedarme con ella hasta que se acabe el mundo, pero esto tenía que ser así.

Nanami y yo tendríamos que acabar con este amor, que, al igual que efímero, es precioso. Sé que ella estará mejor sola, sanando sus heridas, y yo sanando las mías.

Son las ocho de la mañana. En un par de horas tendré que alistarme y manejar hasta el aeropuerto. Suspiro, acariciándome el cabello. Uno de mis brazos se estira por encima de la superficie del colchón, el cual tendría un espacio completamente vacío si no fuera por Haru, quien está inmerso en su quinto sueño a mi lado, hecho una bola de pelos.

Sonrío al ver a mi acompañante, empezando a acariciar su lomo. Él era el único que pudo hacerme sentir bien durante este mes y medio en el cual no estuvo cierta hermosa chica pelinegra llenando el hueco de mi cama. Y aunque aquel peludo también sufrió por ella, parece que pudo olvidar el dolor más rápido de lo que yo pude.

Lo cierto es que ambos hemos sufrido de la ausencia de Nanami en la casa.

A menudo me pregunto como está, si al menos ella puede dormir bien en las noches, si se alimenta bien, si cumplió su sueño y si fue a China a iniciar una nueva vida, si ya conoció a alguien ahí... Millones de preguntas atraviesan mi cabeza a diario, pero siempre pienso y deseo lo mejor para ella.

A la mierda si yo me estoy desmoronando.

Ni siquiera supe cómo es que me había enamorado tanto.

A menudo pensaba en el verde de sus ojos, en su sonrisa y en el tono tan suave de su voz. Recordaba las veces en las que se había quedado dormida entre mis brazos, y en las veces que mis labios abrazaron los suyos de todas las maneras posibles. Pienso en como sería volver a envolver mis brazos en su estrecha cintura y volver a esconder mi cabeza en su cuello, mientras ella me da uno de sus maravillosos masajes en el cabello que lograban hacer que me quedara dormido en cuestión de minutos.

arôme de rose » nakamoto yuta, lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora