f o r t y t h r e e

1.6K 150 249
                                    

Jeno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jeno

Nanami jamás fue mía. Lo supe desde la primera noche que compartimos juntos. Sabía que estábamos hechos para destruirnos, aunque en un principio ella fue todo lo que necesitaba para repararme.

Nanami es como la luna, que por las noches resplandece como nunca. Viene, y se va con la llegada del sol, pues solo perdura entre tanta oscuridad. Se aferra a ella, se ahoga en ella. Y, un día, simplemente se va, dejándome con millones de dudas. Y, cuando regresa, me arrebata todas ellas.

Conozco mis defectos, soy humano y sé que la he lastimado. Lo hago cada vez que la veo, con mi frialdad y mi lejanía. Tal vez ella no lo sepa, pero desearía que las cosas hubieran sido distintas. Desearía que ella también hubiera luchado por mi, así como yo luché por ella.

Y no es el hecho de que ella haya tenido una mala reputación lo que me atraviesa con un dolor inmenso el pecho. Es el hecho de que, a pesar de todo lo que hemos vivido juntos, ella realmente siga aquí, plantada en esta cena con él.

Eunbi continúa con su interminable charla acerca de los lugares que ha visitado, sus intereses y haciendo una demostración de su francés. Todos los hombres y mujeres plantados aquí le regalan su atención, fascinados. A los ojos de cualquiera, ella parece ser perfecta, y lo es, pero no significa que sea perfecta para mí, como todos me dicen.

Es una mujer que sabe lo que quiere, decidida y terca. Más terca de lo que yo puedo llegar a ser a veces. Aún después de la discusión que tuvimos cuando Haru se hirió, ella quiso quedarse en la ciudad para demostrarme que lo sentía y desmentir lo ocurrido. Le creí, aunque seguía sin estar del todo convencido con la idea de que siguiera alojada en Tokio.

Le pedí que no me presionara, que respetara mi espacio y eso es lo que ha hecho desde entonces. Solo seríamos amigos, le dije. Sin embargo, ella no tuvo reparos en hacerme saber que no estaba contenta con ello.

ー¿Donde aprendiste a hablar francés?ーNakamoto le hace esa pregunta, mientras aparta el cigarrillo de sus labios para expulsar humo entre estos.

ーEn el colegio tomé clases de idiomas. Mi carrera universitaria lo ameritaba, así que me pasé meses intentando dominar esta bella lengua. Nunca había salido de Corea hasta ahora, que Jeno me dio la oportunidad de estar en este hermoso paísーEunbi sonríe y coloca su mano sobre la mía, para acariciarme la misma con el pulgar. Sonrío a medias, aparentando todas las emociones que surgen dentro mío, que son de todo, menos agradables.

Al momento en el que aparto mi atención del tacto que la chica ejerce sobre mi piel, me doy cuenta de que Nanami nos está mirando. Sus ojos, que mayormente emiten un brillo resplandeciente y lindo, ahora solo se llenan de agua. Pero, conociéndola como la conozco, ella sabe disimularlo muy bien. Es una experta en ocultar los huracanes que la atormentan por dentro.

En algo somos parecidos nosotros dos. Tal vez por ese motivo, ambos sentimos que podríamos llegar a estar destinados.

ーCon permiso, iré al tocadorーDe pronto, Nanami se encuentra huyendo lo más rápido que puede. Apenas y puedo alzar la mirada y seguirle el rastro. Ha dejado la mesa para atravesar los pasillos de este refinado salón, perdiéndose por completo.

arôme de rose » nakamoto yuta, lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora