f o r t y

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Los minutos transcurren entre sus brazos y solo puedo escucharlo sollozar

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Los minutos transcurren entre sus brazos y solo puedo escucharlo sollozar. Su corazón roto late intensamente contra el mío y no encuentro las palabras adecuadas para brindarle mi consuelo. Lo único que espero es que mi abrazo le baste para drenar todo su dolor, y que en mi hombro encuentre calma para derramar todo su llanto.

En ese momento, lo único que quiero es ser una buena amiga para él.

Hemos estado conduciendo por la carretera hasta llegar a la calle contigua a nuestro hotel y desde que este recorrido comienza, Yuta me explica todos los detalles acerca del reencuentro con su madre. A veces llorando, otras gritando, y otras riendo. Es como si haberla vuelto a ver lo llenara de emociones contradictorias.

El cielo se pinta de tonalidades anaranjadas y a través de los vidrios del coche puedo vislumbrar las luces de un establecimiento cercano al edificio en donde nos hospedamos.

ーLo has hecho increíble hoy, YutaーLo animo, acariciándole los costados de la caraーLo lograste. Venciste el pasado y todo lo que alguna vez te aterraba. ¿Te sientes mejor ahora?

ーSí, pero me sentiría mejor con un tragoーConfiesa, señalando el bar frente a nosotrosー¿Crees que puedas venir conmigo? No tienes que beber tú también, sé lo mal que te pone el alcohol y conozco de memoria todas las incoherencias que dices bajo su influencia.

Me río. Sin embargo, recuerdo todo lo que dije estando en la cama de Jeno esa noche, justo después de beber vino de ciruela con desesperación. Y tengo una sensación incómoda en el estómago.

ーDe acuerdo, iré contigoーMe resigno, quitándome el cinturón de seguridadーPero prométeme que no te vas a poner ebrio como acostumbras.

Yuta se ríe, entendiendo que estoy bromeando.

ーBien, tú no bebes ni una sola gota de alcohol y yo no me pongo ebrio. Me parece un excelente tratoーArgumenta, empujando la puerta.

Entramos en el establecimiento y nos acomodamos en las sillas de la barra, donde un muchacho se encarga de servir las bebidas y de mezclarlas con una impresionante velocidad. Antes de que podamos ordenar, Yuta bufa y busca entre los bolsillos de su ropa, preocupado.

ーCreo que olvidé mi billetera en el auto. ¿Puedes esperarme aquí mientras voy por ella?ーPregunta, dejando su asiento vacío. 

ーClaroーSonrío, cruzando los brazos sobre mi pecho. 

Sentada en la silla, barro la estancia con la mirada. Aparenta ser el sitio perfecto para que un grupo de adolescentes pasen la noche. No parece estar tan mal. Hay tanta gente rondando por aquí que empiezo a abrumarme. En las mesas a mi alrededor puedo ver a cada uno de esos hombres y mujeres reírse a carcajadas, encender sus cigarrillos y jugar cartas.

Las lámparas de papel tradicionales emiten una brillante luz anaranjada y al fondo suena una melodía aleatoria. En las paredes cuelgan óleos que representan, al parecer, templos y paisajes de la ciudad.

arôme de rose » nakamoto yuta, lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora