[6] Voy a estar contigo en todo momento

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Devuelta en Sídney dos días más tarde me encontraba en la sala de espera del consultorio de mi ginecóloga para una consulta diferente esta vez.

No había tenido ni idea de cuanto necesitaba el apoyo de Luka hasta este momento exacto, que realmente lo ameritaba mientras esperábamos mi turno para entrar. No éramos los únicos aquí, pero yo era la siguiente en la lista. Una embaraza estaba frente a mí, debía tener unos seis o siete meses y su barriga estaba demasiado grande.

No me gustaba, y no quería estar así.

Alcé mis ojos al reloj en la pared a un lado, marcaba las tres de la tarde con algunos minutos. Dejé salir un suspiro y continué con mi cabeza apoyada en el hombro de mi mejor amigo mientras esperábamos, estar aquí me ponía ansiosa y no de buena manera. El rubio miraba su teléfono descendiendo por la aplicación de twitter y yo ojeaba un poco en lo que intentaba distraerme con lo que fuese.

Luka estaba incluso más nervioso que yo, lo noté por la forma en que se encontraba algo inquieto y se mordía el labio constantemente cada tantos segundos.

—Maxine —escuché mi nombre.

Levanté la mirada hacia la secretaria detrás del escritorio.

—¿Sí?

—Ya puedes pasar —me indicó.

Tragué saliva y asentí reiteradas veces con la cabeza, luego tardé un par de segundos en levantarme de la silla de metal. Luka también lo hizo, no dijo nada, pero me regaló una sonrisa como modo de apoyo, una que transmitía un mensaje claro y ese era: tranquila, estoy aquí contigo.

Pero no, eso no me reconfortaba, no me calmaba, no me ayudaba.

Arrastré mis pies hacia el consultorio, abrí la puerta y entré, Luka me siguió justo detrás de mi y la doctora Claire, una buena amiga de mi madre, estaba sentada detrás de su escritorio esperándome con una gran sonrisa.

Miré como se notó sorprendida al ver que hoy venia con compañía, pero no dijo nada al respecto, todo lo que hizo fue saludarme.

—¿Cómo estas, Maxine?

Le di mi mejor intento de sonrisa, pero fue más una mueca torcida. Puse mis ojos un instante en Luka que tenia sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans negros y después volví a mirar a la doctora.

—Bueno...—me aclaré la garganta—, embarazada.

La expresión en su rostro cambió y la intriga fue lo que vi en su mirada mientras fruncia las cejas y se acomodaba sus gafas.

—Este es mi mejor amigo, Luka y hoy me está acompañando —dije después.

—Un placer —musitó él, extendiéndole la mano cuando ella se colocó de pie y le miró con más atención.

—Yo te conozco —murmuró la doctora Claire, para mi sorpresa—, ¿no estas en una banda?

—Eh, si —le respondió.

—Mi hija de quince años es fanática —reveló—, muy fan, de verdad, se volvería loca si supiera que estas en mi consultorio, aunque su favorito es el moreno ¿Cómo se llama?

Forcé una sonrisa amarga. El destino y el universo me odiaban, no había de otra ¿Por qué Cal tenia que ser mencionado incluso en la consulta donde chequearíamos si todo estaba bien con el bebé?

—Ese es Caleb —respondió Luka, removiéndose.

La doctora asintió, después desvió sus ojos a mi y metió sus manos dentro de los bolsillos de su bata blanca.

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora