Padres Inexpertos©

[45] Me gusta que seas genuina y directa.

Después de pensarlo absolutamente toda la noche y no poder dormir, había tomado una decisión: me iba a ir.

Ya no quería estar aquí, ya no quería estar con él y prefería volver a mi apartamento antes de que terminara odiándole. Si dormí tres horas en total fue mucho, y por la mañana recurrí a llamar a Alek para usarlo como comodín y me viniese por mi

—Luka se esta ganando una golpiza de mi parte —murmuró Al, molesto al teléfono, en cuanto terminé de contarle—, ¿Qué demonios se cree que es para decirte eso? Jodido idiota.

—No pasa nada, Alek. De verdad.

Dejó salir un suspiro, y hubo un instante de silencio de parte y parte.

—En una hora paso por ti ¿vale? Ten todo listo.

Me acerqué al ventanal de la habitación que tenía vista a la playa privada y fruncí los labios observando hacia el mar, como las olas chocaban suavemente contra la orilla y la arena húmeda. Iba a extrañar esta vista por las mañanas.

—Vale —asentí—, eres el mejor.

—Lo sé, tonta.

Rodé los ojos deslizando una sonrisa divertida y finalicé la llamada para luego dejar el teléfono sobre la mesa de noche. Sky dormía en la cama con placidez, muy tranquila. Mi maleta, esa con la que había llegado poco más de seis meses atrás, tenía mis pertenencias guardadas y solo me faltaba hacerle una maleta, no es que planeara llevarme todo lo que ella tenía aquí, porque sería imposible; el armario que le pertenecía no tenía nada que envidiarle a un armario adulto, porque estaban tan repleto de ropa de todos los meses hasta los dos/tres años, que me daba curiosidad saber si llegaría a poder usarla toda.

Abrí la puerta de la habitación y cuando puse un pie afuera en el pasillo, observé a Luka sentado a un lado del piso, de inmediato se puso de pie. Le ignoré, yendo hacia la habitación de Sky pero él me siguió.

—Max… ¿podemos hablar?

Entré en el dormitorio donde estaba la cuna, iba a necesitar una de esas con urgencia, bueno… necesitaría varias cosas para que mi apartamento estuviera apto para Sky, pero eso podía resolverlo incluso hoy mismo.

—Max…-

—No quiero hablar, Luka —le interrumpí.

—¿Qué haces? —preguntó en cuanto me vio tomar una caja vacía que estaba a un lado dentro del armario y comenzar a guardar cosas de ella—, Max ¿Qué demonios haces?

Me detuve solo un momento para responderle.

—Me voy a mi apartamento —le dije—, porque no quiero estar en un lugar donde me digan que no es mío, en mi jodida vida vuelvo a cometer ese error.

—Lo siento, yo… no quise decir eso —musitó.

Me volví a seguir guardando ropa de ella sin mirarle.

—Ya lo dijiste, el mal esta hecho —pronuncié—, no se sintió lindo que me sacarás eso en cara después de que fuiste tu quien dijo que quería que viviera con él, que quería compartir este lugar conmigo. Pero lo que dijiste me demostró realmente lo que piensas.

—¡Yo no pienso eso! ¡No quise decir eso!

—Pero lo dijiste, Luka, lo dijiste. Ya esta.

—Y me arrepiento, por favor no me alejes de ella —murmuró, volteé a mirarle sin dejar de meter en la caja las prendas de ropa y vi la genuinidad rota en la expresión de su mirada—, se que fui un imbécil.

—Bueno, al menos lo admites.

—No te vayas, por favor.

—Esta es la cosa, Luka —suspiré, llevándome un mechón de cabello hasta detrás de mi oreja—, si me quedo, voy a terminar odiándote.