[70] Un poco más de Maximilien Sciotti

1.5K 202 55
                                    

Entré a la habitación cargando a Sky. No era nada del otro mundo, un dormitorio sencillo con paredes de color crema se encontraba ante mis ojos, con una cama doble a juego con mesas de noche y un mueble gavetero  ubicado en la pared, todo de color blanco, a excepción de las sábanas que arropaban el colchón de la cama, estas eran grises. El suelo de madera estaba con una alfombra de piel sintética blanca y los sillones que se encontraban al centro eran negros, al igual que la pequeña cuna redonda negra que estaba ubicada en una esquina y que me saco una sonrisa. Maximilien se ocupaba de cada detalle importante y eso era lo que le hacía todavía seguir robándose mi corazón, incluso aunque ya no quedasen partes por robar. Uno que otro cuadro decorativo colgaba de las paredes y detrás de la cama había una ventana horizontal que tenía vista al campo extenso detrás.

Y luego había una puerta que supuse era de un baño, no me equivoqué cuando la entreabrí y curioseé el interior de baldosas blancas, había una bañera y una ducha con puerta de cristal. Cerré la puerta, suspiré y fui hasta la cuna mirando el interior. Había un caballo blanco de peluche, sonreí y lo agarré.

—Mira Sky —bajé mis ojos a ella, mostrándole el peluche y ella levantó sus ojitos hasta mi—, supongo que debemos ir a decirle gracias a Max por pensar en la comodidad absoluta de las dos ¿no crees?

Ladeó su cabecita y me quitó el caballo de las manos, agarrándolo ella. La dejé adentro de la cuna con cuidado, dejé caer mi bolso sobre la cama y luego estiré mis brazos hacia arriba, dejando salir un bostezo. Ahora era cuando venía a sentir el cansancio absoluto de todo el vuelo.

Toqueteé el bolsillo de mis tejanos y agarré mi teléfono que vibró. Fruncí el ceño al ver la pantalla tras sacarlo, se había conectado automáticamente al wifi de la villa y las notificaciones de redes sociales se hicieron llegar una tras otra sin cesar. Dije que me olvidaría durante mi estadía aquí de cualquier cosa relacionada al internet, así que desconecté el wifi y aproveché a tomarle un par de fotos a Sky viendo como se colocaba de pie dentro de la cuna, agarrándose del borde de madera con una mano mientras con las otra sostenía el caballo de peluche y sonreía.

—Tu no te vas a dormir ahorita…—dejé salir un suspiro mirándola—, y yo tengo sueño ¿Cómo hacemos?

Unos toques en la puerta, suaves y precisos, me hicieron viajar mis ojos hacia ella. Caminé con pasos lentos y volvieron a tocar, de ser Maximilien hubiera avisado, así que abrí la puerta y observé a un hombre en traje que a su lado estaba mi equipaje y el de Sky.

Tenía un mostacho y su cabello estaba casi blanco. Él me miró y luego me habló en su idioma, mi cerebro exhausto comprendió y entendió lo que dijo pero tardó unos segundos en hacerlo.

—Le he traído sus cosas, el joven Maximilien me ha pedido que le diga que si necesita algo puede recurrir a mi o alguien del servicio.

—Oh, ¿y usted como se llama?

—Mi nombre es Ruggero, señorita.

Esbocé una pequeña sonrisa y asentí, antes de que entrara a la habitación unos minutos atrás, Maximilien me avisó que iría a saludar al personal de la villa porque todos eran como su familia.

—¿Sabe donde se encuentra Maximilien?

—No, señorita. Pero si lo veo ¿quiere que le diga algo?

Rápidamente meneé mi cabeza, negando.

—No, gracias. Está bien.

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora