[55] Es sobre Heakie

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—Estoy exhausta.

Solté el aire de mis pulmones con ganas de querer jalar mi cabello hasta quedar calva y morirme para tener un ligero descanso. Todo se me había acumulado en los últimos días y ni siquiera me había dado cuenta de eso si no hasta el día de hoy por la tarde, cuando Skyler estaba más intranquila que nunca y no dejaba de reclamar mi atención.

Maximilien que tenía poco más de diez minutos de haber llegado, estaba de pie con las manos dentro de los bolsillos de sus tejanos mirándome mientras yo intentaba recoger un poco el desastre de juguetes de Sky regados por la sala.

—¿Quieres que te ayude en algo? —se ofreció.

—Debo terminar de leer dos manuscritos para enviar mi análisis a Lodwest, ponerme al día con los trabajos pendientes de la universidad los cuales son varios y dedicarle tiempo a Skyler —musité, ignorándole de momento—, que ganas de irme a dormir y no hacer absolutamente nada son las que tengo. No puedo con tanto, me estoy ahogando en responsabilidades.

—Venga, no seas negativa cariño. Déjame ayudarte.

—¿Con que me vas a ayudar, Max? —inquirí, cargando a Sky para levantarla de la alfombra didáctica, ella sostenía entre sus manos dos peluches: el pequeño pikachu y el koala.

Se removió en mis brazos, estirando los suyos hacia Maximilien para que le cargará y él sonrió sosteniéndola encantando.

—Yo te ayudo con Sky, pido algo para cenar y tu te concentras en el resto ¿te parece bien?

—¿Estas seguro de querer dedicarte a ella? —le miré un poco desconfiada, pero incrédula de que ella prefería ser cargada por él antes que por mi—, suele ser muy inquieta y…-

—Tranquila —me interrumpió—, he lidiado con mis primos pequeños, los niños me quieren por naturalidad y Sky me adora ¿verdad, lindura?

Bajó su vista a ella, la rubia de ocho meses le miró devuelta como si entendiera que estaba hablando con ella y sonrió, sus dos dientecitos delanteros de arriba y de abajo se admiraron sin dificultad.

—Primero, son las seis de la tarde así que debo darle a Sky fruta.

—Yo lo hago —se ofreció mientras Skyler le agarraba el rostro tocándole la barba de días que suponía le llamaba la atención—, ¿Qué fruta?

Me le quedé mirando un segundo, como si mi cabeza estuviera dando vueltas y cargando, y reiniciándose. Pestañeé, y tras un segundo comencé a caminar hacia el área de la cocina para sacar del refrigerador el envase violeta con las frutas picadas en trocitos pequeños que debía convertir en puré antes de dárselo a Sky. Lo sostuve en mi mano y cuando me giré hacia Max, le vi sentar a la pequeña rubia en la silla para comer a un lado de la barra.

—¿Estas seguro? —insistí, antes de pasarle el envase con una cuchara de plástico infantil.

Max puso los ojos en blanco, divertido y me quitó las cosas de la mano.

—Confía en mi ¿quieres? —dijo bajito. Dejé mis ojos sobre él durante un segundo muy extenso y se inclinó a besar mi mejilla para luego girarse hacia Sky, arrastrando uno de los taburetes en la barra en el que se sentó para su mayor comodidad—, ¿Qué quieres que pida para cenar y de dónde?

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora