[30] Los primeros dias de Kiki

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—Ella es un poco prematura, pero es grande y tiene un buen peso —nos dijo la doctora Claire, con una sonrisa desde su lugar a los pies de mi cama—, fuiste muy valiente y fuerte, Maxine.

Sonreí, desviando mis ojos un instante al ojiazul que cargaba a la bebé sin querer separarse de ella después de haber llegado esta mañana, fue  a su casa en contra de su voluntad a tomar un baño y cambiarse la ropa. Luka desde la madrugada no se había separado de ella y no había dormido absolutamente nada, así que se encontraba en un estado entre despierto y dormido mientras Sky estaba muy cómodamente dormida sobre él y dentro de la pequeña cuna transparente donde debería estar durmiendo, solo había un ramo de flores que Luka había traído y uno de los koalas que le hablan pertenecido y que, le había heredado a ella.

—Tendrás de alta esta tarde —indicó—, te ves muy bien para ser una primeriza, incluso caminaste por los pasillos sola, cosa que algunas necesitan tener ayuda. De verdad eres muy fuerte, querida.

—Lo heredé de mi madre —musité con una pequeña sonrisa.

¿El parto? No fue tan horrible como pensé que seria, si dolió, sentí como si estuviera desgarrándome por dentro y la bebé estuviese forzándose para salir sin poder. Mamá fue un gran apoyo, tenerla solo a ella fue de mis mejores decisiones, no sentía que Luka haría un buen trabajo, probablemente sólo se pondría nervioso y desmayaría.

Y a él no pareció molestarle.

—Tienes una recuperación rápida y eso es admirable.

—Gracias.

La doctora Claire abandonó la habitación al instante después de eso, avisándome que antes de que me fuera pasaría por aquí porque debía autorizar mi salida primero. Tenia otros partos y pacientes que atender, la vi irse y dejé salir un suspiro. Mi peor miedo era ver mi cuerpo en un espejo y eso todavía no lo había hecho, tampoco quería.

La habitación estaba llena de globos, peluches y obsequios. Nuestras familias habían sido muy generosas al enviar detalles y nuestros amigos también, tuve tiempo para leer las tarjetas. Las chicas ya habían venido, estaban maravilladas con la bebé y no perdieron la oportunidad de sacarse fotografías con ella.

Zach y Harold también vinieron, pero... ¿Asher y Caleb? No, de ellos no sabía nada, y sospechaba que Luka tampoco.

 —Lu... ¿estas dormido? —pregunté mirándole.

—Estoy en un estado de tranquilidad y felicidad que nunca antes había alcanzado en mi vida —arrastró las palabras con una lentitud perezosa—, y no, no estoy dormido. ¿Por qué?

—Tengo hambre —dije en respuesta, con tono inocente y agarré mi teléfono de la mesa que había a mi lado para seguir llenando mi galería de fotos con fotografías y videos de ellos dos.

Se veían adorables, padre e hija, como si estuvieran en algo más que destinados a encontrarse. Mi corazoncito de hielo se derritió. Fue después de un buen rato que ella comenzó a hacer pucheros y Luka me la pasó, quizás tenía hambre, bueno, probablemente si tenia hambre, así que seguí los consejos de las enfermeras para alimentarla, aunque mis pechos no producían leche lo intenté, era la segunda vez que trataba. Ella succionó fuerte y me dolió, hice una mueca pero lo soporté. Los  de mi mejor amigo me observaron muy curiosos y cuando Sky comenzó a llorar por no tener nada, dejé salir un suspiro esforzándome en no frustrarme.

—¿Puedes prepararle un biberón, por favor? —llevé mis ojos hacia Luka, esforzándome para que ella no llorara.

—Si, enseguida.

Se puso de pie y preparó en cuestión de un minuto el biberón para la bebé, vino hacia mi y me lo dio, y se quedó apoyado de la cama admirando a nuestra creación como si su vida dependiera de ello. La pequeña rápidamente buscó tomar la bocilla del biberón y  succionó con instinto encontrando resultados.

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora