[56] Una no tan cálida bienvenida.

1.6K 240 146
                                    

Viernes por la mañana, estaba por tomar un vuelo con Maximilien hasta la ciudad de New York para coincidir con los chicos. Esta noche era el cumpleaños de Asher, Sally y Lottie estaban con ellos desde ayer, ellas sabían que iría, al igual que Caleb a quien le había mencionado mi quizás un poco sorpresiva visita.

Llegaríamos a New York con un cambio de horario un poco desestabilizador, allá sería de tarde, quizá las cinco o las seis, si mal no calculaba. Solo pasaríamos el fin de semana, aprovechando que los chicos tenían varios días allí por promociones y otras cosas, me resultaba menos estresante y explosivo que Los Ángeles.

Skyler se quedaría sana y salva con mi madre solo por estos dos días y medios.

Tenía todo bajo control.

Escuché como llamaban para abordar por la puerta donde estaba nuestro avión, Maximilien se encontraba a unos pasos de mi, unos buenos pasos, hablando por teléfono desde hacía unos minutos y parecía ser algo serio con quien fuese que estuviera hablando porque tenía el ceño fruncido y los instante en que escuchaba su voz no me daba la sensación de que estuviese conforme con algunas cosas.

Todavía recordaba la expresión desconfiada de Caleb cuando le confirmé que estaría esta noche allá.

—¿Vendrás para el cumpleaños de Asher, entonces? —dudó, arrugando las cejas a través del  FaceTime.

—Que si.

—Luka no se lo va a esperar —chasqueó—, y déjame advertirte que no esta solo aquí.

—Bueno, uno a veces debe tomar riesgos por más desagradables que sean.

—¿Traerás a Kiki? —curioseó el moreno.

En ese momento meneé la cabeza de forma negativa.

—¿Es nuestro avión?

Reaccioné, me había quedado con la mirada fija y perdida en algún punto del piso blanco del área de espera del aeropuerto. Al darme cuenta, Max estaba de pie frente a mi, señalando hacia el grupo de personas que hacían fila para subir.

—Si…—respondí, cubriendo mis brazos con mis manos un instante en lo que me colocaba de pie—, ¿todo esta bien?

—Si, solo un problema con la sede de Sciotti ISEC en Melbourne pero nada grave —dijo.

Fuimos de los últimos en subir al avión, nuestros lugares estaban en primera clase, mi asiento junto a la ventanilla y él suyo junto al mío. Primera clase no llevaba muchos pasajeros, algunos hombres y mujeres trajeados, había comprado chicle para el vuelo, le ofrecí uno a Maximilien pero él negó.

—Me siento rara sin Sky —dejé salir en un suspiro—, ¿Qué crees que este haciendo?

—¿Durmiendo, quizás? —al voltear a verle, tenía una ceja alzada con un poco de jocosidad—, o siendo adorable, como siempre. ¿No dijiste que tu madre la llevaría a visitar a tu abuela?

—Ah, si, nonna, casi lo olvido —murmuré—, me hubiera gustado traerla conmigo y que conociera New York, pero no en esta situación ni las circunstancias por la cual estoy viajando.

—Bueno, si quieres, podemos planear un viaje después, más tranquilo, más acto y seguro para ella.

Cada vez que él hablaba de esa manera, haciendo planes para un futuro y cerciorándose de incluirnos, un pedacito de mi ya no tan corazón de hielo marcaba su nombre para una apuesta a largo plazo en la que terminaría cediéndoselo todo.

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora