[22] New York, New York

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Coldplay en mis auriculares unos minutos después de haber aterrizado en el aeropuerto de la gran manzana, arrastraba mi maleta hacia la entrada mientras buscaba a Luka con la mirada:

Spoiler: no lo veía, y comenzaba a sentirme ansiosa porque mi teléfono estaba sin batería, se había descargado unas dos horas antes de aterrizar.

Me mordí la uña del dedo pulgar, mirando en todas direcciones en el intento de dar con su altura y su rostro entre tantas caras desconocidas. Pasaron minutos que me resultaron agonizantes, fui hasta el Starbucks que se encontraba dentro del aeropuerto para comprar un café en la agridulce espera. Fue cuando me senté en una de las mesas de la cafetería que me percaté de tres chicas acercándose a mi y bebí de mi Moca Late mirándolas acercárseme.

Tiempo de ponerme el caparazón, pensé, quitándome un auricular.

—Hola —me dijo la primera de ellas, de cabello rojo rizado y rostro adornado por pecas, debía tener unos quince o dieciséis años.

—Hola ¿necesitas algo? —inquirí, sospechando lo que esas tres chicas debían ser.

Fans de Lost Kingdom. Mi radar era infalible, sino ¿por qué otra razón se me acercarían chicas desconocidas?

—Es que... ¿podemos preguntarte algo? —la chica se mostró tímida. Pasé mis ojos hacia la que estaba a su derecha, de cabello negro recogido en coletas que se removía un poco nerviosa.

—Si, no veo por qué no.

Dejé caer el vaso sobre la mesa.

—Es... muy loco encontrarte aquí, es el último lugar en el que creí que podría encontrar a alguien como tu —expresó—, es muy, oh Dios, no sé como explicarlo, pero me siento afortunada.

—¿Eh? —arrugué mis cejas.

—¿El bebé que esperas es realmente de Luka? —la de las trenzas me preguntó sin filtros.

—Callate, Sunny. Eso no se pregunta —le reprendió la tercera, de cabello rubio oscuro y luego me miró—, queríamos saber en realidad si ya sabes si será niña o niño y de cuánto tiempo estas.

Me quedé en silencio, ligeramente incomodada y sintiéndome acosada. Intenté sonreír, me esforcé, pero me salió más una mueca torcida.

—Yo... es privado —respondí, colocándome de pie—, lo siento... con permiso.

Agarré el vaso de café en mi mano, arrastre mi maleta con la otra y me alejé del trio curioso al ver en la entrada del aeropuerto a Luka llegar por mi y bajar sus ojos a su teléfono como si estuviera esperando un mensaje, una llamada, cualquier señal que le avisara de mi existencia.

Hoy lucia diferente, lucia... muy diferente. Su cabello estaba peinado hacia abajo y tenia un rastro de barba de dos días que le hacía ver... increíblemente bien.

—Lu...—pronuncié, a menos de un metro de distancia suyo en lo que miraba hacia su derecha.

Sus ojos pasaron a mi tan pronto su nombre abandonó mis labios, deslizó una sonrisa y me detuve junto a él durante un instante para permitirle abrazarme por previos segundos.

—¿Qué tal el vuelo? —preguntó, dejándome libre de su abrazo pero con el aroma de su perfume impregnándose en mí.

—Agotador —suspiré—, todo lo que quiero es una cama para dormir.

—Pues... eso no será posible, porque voy minutos tardes a una entrevista en Morning Show with Wallis.

—¿Ah?

—Es un día algo... movido —explicó, torciendo una pequeña mueca—, debí avisarte.

—¿No se suponía que estaban libres?

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora