[2] Tic tac, es solo cuestion de tiempo

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—¡¿Cómo que estas embarazada?!

Lottie se mostró histérica con la noticia, sumamente histérica mientras Sally se quedó sin palabras. Estábamos en el apartamento de Lotts después de habernos reunido para comer cuando les avisé que tenía algo importante que decirles.

Ya no solo lo sabían mis padres, mi prima y mis mejores amigas también.

—Es una maldita broma ¿cierto? —Lottie jaló de sus trenzas como exasperada y se movió de un lado a otro negando con la cabeza. Murmuró algo más pero no logré entenderle—, Jesucristo, Max, Santo Dios ¿en qué mierda estabas pensando al tener sexo con Luka? ¿En que la tiene grande o que carajo?

—Paralo allí, que no necesito que me regañes ¿vale? —zanjé desde el sofá.

Ella rodó los ojos.

—¿Estas consciente de todo lo que puede significar para Lost Kingdom la llegada de un bebé?

¿Qué si estaba consciente? Claro que lo estaba, estaba muy consciente de que significaría caos.

—¿Él ya lo sabe? —me preguntó Sally. Meneé la cabeza negando.

—Solo ustedes y mis padres.

—¿Y cuando piensas decirle? —Lottie se cruzó de brazos.

—Claramente no lo hare por videollamada, Lotts. Es algo que se necesita decir cara a cara.

—Quiero asesinarte en este preciso instante —comentó la ojiazul.

—Bien, porque yo también quise asesinarme hace dos días.

—¿No te cuidaste o qué?

—Claro que me cuide, Lottie. Hubo un preservativo de por medio. Lo recuerdo.

O creía recordarlo, porque esa madrugada, ja, esa madrugada estaba tan ebria que apenas y recordaba mi nombre. Los sucesos eran borrosos y nublados para mí.

—Un preservativo —chasqueó burlona, irónica—, esas cosas se rompen, Max. ¿Es que no usas la píldora o qué?

—La usaba, pero me hacía mal así que tuve que dejarla.

Mi mejor amiga gruño. Vale, que había reaccionado peor que mis padres, muchísimo peor que una madre decepcionada y todo lo que hacía era reprocharme y mortificarse.

—Es que... ¡Ugh! —gruñó.

—Bueno, pero puedes calmarte, Lottie —murmuró Sally—, ya lo echo hecho esta y no hay manera de cambiarlo, lo único que nos queda es apoyar a Max en todo.

Le regalé una sonrisa minúscula, ella era la zona medio entre Lottie y yo, porque algunas veces solíamos chocar y necesitábamos a alguien que nos detuviera, y ese era el papel que Sal cumplía en nuestro trio. Ella era la tranquila, la justa, la consciencia del grupo y la que servía de intermediario en ocasiones.

—Gracias —le dije.

Ahora fue ella la que me sonrió.

—Sabes que vas a joder lo que tienes con Cal por esto ¿cierto? —bramó Lottie algo que ya sabía y que no quería pensar mucho porque terminaría llorando.

—Ya déjala, Lottie —le pidió la ojimiel.

Mi teléfono sonando me descolocó un instante y desvié la mirada al iPhone al sacarlo del bolsillo de mis tejanos. Leí el nombre de Caleb en el identificador de llamadas y tragué dudando en si responder la llamada o no, preferí no hacerlo en este instante, no me encontraba del todo siendo yo misma y no quería hacer alguna estupidez, así que solo silencié la llamada y devolví el teléfono al bolsillo en mis tejanos.

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora