[28] Veinticuatro horas.

2.3K 376 150
                                    

—Esto no debería estar pasando todavía—musitó la doctora Claire.

Le había llamado, estaba de turno en emergencias y me indicó que fuera, así que Alek me llevó a la clínica y ahora me encontraba sentada en una camilla después de explicarle a la doctora lo que había pasado.

—¿No? —dudé.

—No, todavía te faltan casi cuatro semanas. Botaste liquido amniótico antes de tiempo, no es un peligro porque tienes treinta y cinco semanas de gestación, pero todavía no es el momento. ¿No sientes nada raro?

Negué con la cabeza mientras mordisqueaba mi labio inferior, no sentía nada fuera de lo común.

—Si rompí fuentes ¿la bebé va a nacer? —pregunté de lo más tranquila.

—No estas nada dilatada y no muestras señales de estar en trabajo de parto, tuviste una ruptura prematura de membranas y es lo que me preocupa porque eso significa que tanto la bebé como tu están expuestas a infecciones, ella porque ahora esta desprotegida.

—¿Entonces qué? —curioseé, un tanto nerviosa.

—Me estoy planteando en si inducirte el trabajo de parto o dejarte y monitorear constantemente tu estado.

Me alarmé al escuchar la primera opción, no podía hacerlo, no podía hacerlo por dos razones:

Yo no estaba lista.

No teníamos nada para la bebé, o bueno, casi nada.

—No puede inducirlo —murmuré rápidamente, ella me miró interesada en ese instante—, no tengo absolutamente nada para la bebé, no estoy preparada para su llegada.

—¿No?

—No —le respondí un poco avergonzada.

La doctora Claire dejó salir un suspiro y su mirada sobre mi tuvo un ápice de seriedad, jugué con mis manos.

—¿Y que estabas esperando, Maxine?

—Es... complicado —le dije en pocas palabras.

—No quiero enviarte a casa —musitó ella—, necesito tenerte en observación por esta noche, hay algo que no termino de comprender.

—¿Quedarme? —tragué saliva. No quería, yo... no quería.

—Si.

Cerré los ojos un momento, respirando con demasiada profundidad.

—Esta bien —murmuré—, solo déjeme hablar con mi hermano.

La doctora Claire asintió y abandonó la habitación llevando con ella mi historial médico, desvié mis ojos hacia el techo sintiendo como me picaban y un nudo se cerraba en mi garganta. No iba a llorar, no quería llorar y no entendía porque tenía esta sensación así que preferí creer que era por los nervios y por lo que estaba pasando.

—¿Qué pasa? —escuché a Alek preguntarme y bajé mis ojos hacia la puerta donde le encontré—, ¿Esta todo bien?

—La doctora Claire me quiere inducir el parto —pronuncié, mi voz salió en un tono comprendido por el miedo y el pánico—, dice que con la fuente rota y sin señales de entrar en trabajo de parto tanto la bebé como yo estamos expuestas a infecciones, lo que puede ser peligroso para las dos.

Alek hizo una mueca sin saber que decir, estaba apoyado del umbral y sus brazos estaban cruzados uno por encima del otro.

—Wow...—soltó—, ¿quieres que le avise al resto?

—No —meneé mi cabeza de inmediato—, déjalos que terminen el concierto, si lo inducen no será ahorita, pero me dejaran en observación. Solo... solo llama a mamá, por favor. La necesito aquí conmigo.

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora