Tercera vez que volvía a mirar los estantes, sin poder decidir un color todavía. Hay que decir que no estaba 100% concentrada, aun estaba pensando en como he acabado aquí, todo por soltar un sutil comentario.
— ¿Ya has elegido un color?
— Creo que cualquier color te favorece.
Agarré uno cualquiera de la fila en la que me encontraba más indecisa, si me lo pensaba más no acabaría nunca.
— ¿Qué tal este? — Les mostró la caja de tinte a los hermanos que la acompañaban.
— ¡Excelente! — Exclamó un Smiley sonriendo como es de costumbre.
— Te quedará bien. — Respondió un poco más tímido Angry.
Aunque se conociesen no tenían una alta confianza, es por eso que tal vez tanto Kata como Angry al ser más introvertidos estaban un poco forzados, a diferencia de Smiley quien estaba alegre como solía demostrar.
Kata ha acabado comprando tinte de pelo con estos gemelos peculiares solo por soltar, de repente, que le gustaría teñirse el pelo en el momento en que escuchó a ambos hablar sobre el tema. Un comentario a lo bajini, como se le diría, que no fue tan bajini si Smiley pudo escucharla e invitarla posteriormente a comprar tinte juntos.
— Siempre es bueno comprar de más. — Aconsejó Smiley que ya está hecho todo un experto sobre el tema, Angry asintió en modo de apoyo a lo que dijo su hermano.
— Solo me teñiré las puntas, no quiero que me maten en mi casa.
Luego de comprar los tintes y que los hermanos me llevaran a mi casa, traté de teñirme intentando no cagarla. Me encerré en el baño nada más llegar y me puse manos a la obra, es la primera vez que me tiño y es algo que siempre he querido probar.
— Madre mía Katana. — Nada más salir del baño se encontró con su padre. — Pero que te has hecho en el pelo. — Asombrado no le quitó la vista del pelo.
— Venga ya Daiki eso ya es algo normal, como si tú no lo hubieras hecho. — Le respondió su primo, una de las personas que ayudó a criar a la chica, era normal verlo por la casa.
— Callate Isamu. — El nombrado alzó las manos en señal de paz y le sonrió a quien para él es su sobrina.
— Quería intentarlo, son solo las puntas tampoco es para tanto. — Se excusó Kata, sabía que tampoco iba a pasar nada, su padre siempre le ha dado cierta libertad.
— Claro que no Kata, deja a tu padre que es un dramático. — Sin duda le divertía molestar a su primo, aunque su relación era más como hermanos.
