58

370 49 1
                                    

Si esto me parecía ya una fiesta con ambas pandillas imagina cuando llegaron Kanto Manji, esto ya era un festival entero. No me esperaba encontrarme a Mikey en esta situación, sentía que me hundía más y por acto reflejo intenté que no me viera colocándome detrás del mismo chico que me había hablado, el mismo que una vez fue apodado como "el leopardo blanco".

— ¡¿Katana?! — Por supuesto no podía olvidarme de Haruchiyo, esto se complicaba más.

No esperaron mucho más y la pelea comenzó. Por un momento debatí si meterme en la pelea o mantenerme a raya al igual que Senju lo estaba haciendo, pero yo no soy como ella, no soy capaz de quedarme quieta después de lo ocurrido.

Cada pelea en la que me veía envuelta era peor que la anterior, debía tener cuidado, no podía estar preocupando a mi padre ahora que tenía una vida decente.

— ¡Katana! — Sanzu se abrió camino hacia mi, a golpes claro está. — ¿Qué haces aquí? No deberías. —

— Eso mismo digo yo. — Los hermanos se presentaron atrás nuestra.

Genial, ahora solo falta que Mikey se una a esta reunión tan acogedora.

— Y eso os digo yo a vosotros. — Me puse en medio, lista para evitar cualquier pelea por parte de ellos dos.

— Te avisé por teléfono no me jodas. —

— ¿Por teléfono? Porqué... Reina, ¿De qué bando estás? — De nuevo esa pregunta, esta vez por parte de Sanzu.

Una risa me interrumpió repentinamente. — Te avisé de esto hermano. — Por primera vez intervino Rin, aunque su hermano estaba ocupado riéndose aún.

— ¿Reina? Así que te referías a él, ya veo. — Ran apretó su agarre al arma que traía, y Sanzu le imitó.

Dos armados contra mi, contando con que Rin no se metiera de por medio.

— ¿Qué intentas decir desgraciado? —

Iba a hablar, pero Rin ya insultó por su parte, acaso serviría de algo? De todas formas estaban aquí para el mismo motivo; pelear.

Sin embargo también tengo que arreglar cuentas con Ran.

— El único desgraciado eres tú. Fue él, ¿cierto? Tú la intentaste drogar. — La expresión de Sanzu cambió totalmente, incluso la de Rindou. No le dio tiempo a hacer más cuando ya le había golpeado con la barra que traía.

— Mierda, ¡¿Sanzu!? ¿Estás bien? — Me agaché e intenté ayudarlo.

— Ahora si que me debes estar jodiendo. —

— Pierdes el tiempo con ella. — Al mismo tiempo que lo decía, el menor de los hermanos acabó con unos cuantos alrededor.

— ¡Callaros los dos! — Al ver que Haru estaba bien volví a levantarme. — Me dijiste que tuvistes suerte al no enfrentarte conmigo, tu suerte se acaba hoy. —

El nombrado paró a su hermano, quien ya se estaba preparando para pegarme. — No quiero enfrentarme a ti, quiero acabar con él por ti. — Con su misma arma señaló a Sanzu, que se estaba levantando.

— No quiero esto. —

— Lo necesitas, o piensas dejar que siga haciendo lo suyo. —

— Yo no la he drogado cabrón. — Sanzu intentó golpearlo, fallando en el intento al ser parado por Rin.

— Me estoy cansando de esto. —

— Te dije que en este asunto no interfirieras. —

Estaba de acuerdo con Rindou, esto se estaba haciendo muy largo y no iba a llegar a ninguna parte, por suerte esto me ha dejado pensar y evitar cometer alguna estupidez por culpa de mi impulsividad y temperamento.

No formaba parte de ninguna de las tres pandillas, podría meterme en un aprieto fácilmente, por no hablar que los hermanos Haitani llevan armas.

Tan rápido como pude salí corriendo de ahí, intentando perderles el rastro. Cosa que funcionó al pillarles por total sorpresa el acto que acababa de hacer.

Como pude salí de ahí, topandome de frente con Takemichi, quien se había quedado en el mismo lugar todo el momento, aún asimilando lo ocurrido. Al tenerlo en frente y conectar miradas solo podía sentir empatía por todo lo que lleva sufriendo. Si tan solo pudiésemos acabar con todo esto.

𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐁𝐄 | 𝖳𝗈𝗄𝗒𝗈 𝖱𝖾𝗏𝖾𝗇𝗀𝖾𝗋𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora