55

390 50 2
                                    

— Gracias por aceptar quedar conmigo. —

— Gracias a ti por salvarme la vida. — No pude evitar sonar sarcástica pero a él no pareció importarle, al contrario, soltó una pequeña risa.

Acabé aceptando la cita de Haitani, podían salir muchas cosas mal, pero en temas amorosos no tenía nada que perder. Seguía teniendo algo con Haruchiyo, pero está claro que me intentó drogar, si no fuera porque me puede ser de utilidad ya hubiera cortado con él.

He de admitir que Ran se veía atractivo, vestía más formal de lo habitual, en lugar de esas dos trenzas que solía llevar traía su pelo suelto, recogido en un medio moño. No le había prestado atención hasta ahora.

— ¿Una cena? No era necesario tanta formalidad. — Dije cuando nos sentamos.

Nunca había estado en un restaurante, al menos no de este estilo. Seguramente se deba a mi inexperiencia, pero a mis ojos este restaurante era elegante.

— ¿Tanta formalidad? Entonces siento que no te hayan tratado como se deba hasta ahora. —

— Eso dices tú, cuando me han llegado a llamar incluso "reina". — Ese apodo me parecía excesivo, pero de "reina" cambiaba a "bebé" incluso su actitud llegaba a cambiar cuando lo hacía, eso me daba escalofríos.

— Puede que te llamen así, pero yo te trataré como una. —

Tomé un sorbo de mi bebida en cuanto la trajeron y seguidamente pedimos la comida. A ver como respondía yo a eso.

— Empezamos fuerte, y eso que no me conoces. —

Ran soltó una carcajada y también tomó un sorbo de su bebida. — Tampoco estoy ciego, eres guapa y no me perdí tu espectáculo en el Halloween sangriento, además pude verte en primera fila en el enfrentamiento que tuvimos. —

— No llegamos a coincidir. —

— Suerte la mía. — Dijo con esa sonrisa.

Una sonrisa que me parecía estúpida, no me gustaba su modo de combate, no luchaba de manera limpia.

— ¿Me estás haciendo la pelota Ran? —

— A veces viene bien. —

Tomé otro sorbo de mi bebida, si esto seguía así dudo que acabara bien.

— Tenemos distintas opiniones. —

— Para eso estamos aquí, para conocerlas. —

En eso llegó la comida y seguimos con la noche. Evité hablar mucho de mi misma pero tampoco lograba nada, es cierto lo que me dijo, no mencionó en ningún momento su pandilla o algo sobre el tema, excepto ahora.

— Sé que te dije que no pondría el tema sobre la mesa, pero si te unes a mi y a mi hermano te daremos el reconocimiento que mereces, más de lo que lograste en tu antiguo puesto. —

— ¿Qué te hace pensar que eso es lo que busco? — Pregunté intentando mostrar desinterés.

— Tú misma dijiste que eres caprichosa, tu ambición se hace notar. —

— La ambición se puede presentar de muchas formas, no tengo interés en las pandillas. —

Tras eso Ran no volvió a mencionar el tema, terminamos la cena y me acompañó a mi casa.

— No tenías porque pagar mi cuenta. —

— Entonces no sería una cita. —

— Volvemos a tener distintas opiniones. — Solté y empecé a buscar las llaves de mi casa en el bolso.

— Eso lo hace más interesante. — Dijo y puso su mano sobre la mía cuando intenté abrir la puerta. — Me ha gustado salir esta noche contigo, si quieres podríamos repetir, así pagarías la siguiente. —

— Entonces acabaríamos en un bucle. —

— No le veo el inconveniente. — Quitó su mano y abrí la puerta.

Eso lo dices porque no has viajado en el tiempo.

— Tendré que pensarlo. — Dicho eso nos despedimos.

No sabría como describir la noche de hoy, no me disgustó del todo, incluso llegué a pasárla bien.

𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐁𝐄 | 𝖳𝗈𝗄𝗒𝗈 𝖱𝖾𝗏𝖾𝗇𝗀𝖾𝗋𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora