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Me apresuré al escuchar como insistían tocando la puerta, intentando arreglar mi cabello por el camino.

— ¿Haru? — Me esperaba a Chifuyu, incluso Takemichi, pero no a Sanzu.

— Hola reina, ¿Qué tal te encuentras? — Entró a la casa tras invitarle con un gesto.

— ¿Cómo sabías que me encontraba mal? —

Había tenido una noche horrible dándole vueltas a la cabeza, cuando intentaba dormir me despertaba a la hora. No conseguí descansar nada y eso provocó que no tuviera mucha energía el día de hoy. No le di importancia, pensando que mañana me encontraría mejor, así que no se lo conté a nadie. Tal vez lo notó por las ojeras.

— No te he visto en el trabajo, así que me preocupé. —

— Mis turnos están siendo una mierda así que no tenías porque preocuparte. — Dije dirigiéndome a la cocina. — ¿Quieres algo? —

Sanzu negó. — Pero has faltado al trabajo, cierto? Debiste avisarme, te habría hecho compañía así no te quedabas sola. —

Por su cara parecía preocupado, por lo que dijo yo empezaba a dudar. — ¿Cómo lo sabes? —

— ¿Saber el qué reina? — Instintivamente di un paso hacia atrás cuando intentó acercarse.

— Mi horario, que he estado sola. —

Sanzu volvió a acercarse a mi. — Eres estudiante, no hay mucho que averiguar, y parece que estás sola, lo he intuido. —

Dicho de esa forma tiene razón, no dormir me ha afectado, aunque ya era lo suficiente paranoica antes.

— No tienes buena cara. — Me apartó un mechón del rostro para posicionarlo detrás de mi oreja. — Ah, casi se me olvida, te he traído algo. — Empezó a rebuscar en su bolsillo para tenderme una pastilla.

— ¿Para qué es? — Dudosa la agarré, era una pastilla blanca sin más.

— Para que te sientas mejor mi reina, tengo para ambos. — Sonrió mostrandome otra igual.

No quería sacar falsas conclusiones pero tampoco podía confiar en él, le sonreí de vuelta y agarré dos vasos para llenarlos de agua. Aproveché que estaba de espaldas para esconder disimuladamente la pastilla en mi sujetador. Entonces volví a hacer un gesto, fingiendo tomarme la pastilla, para cuando iba a beber del vaso lo sentí detrás de mi, agarrándome de la cintura.
Le ofrecí el otro vaso pero él lo negó, mostrándome como se tragaba la suya en seco.

Se arrimó a mi, acercando sus labios a mi cuello, antes de que hiciera nada le aparté de mi. — La verdad es que estoy cansada y quiero dormir. —

Por su berrinche podía deducir que eso no estaba entre sus planes. — Pero bebé ahora es cuando te hago sentir mejor. —

Katana dónde te has metido.

— Lo siento Haru, no he descansado nada. —

— ¿Entonces puedo dormir contigo? —

— No quiero que mi padre me pille con un chico en mi cama. —

Bufó, molesto por la situación, sin duda esto no estaba entre sus planes. Acompañé a Sanzu a la puerta para despedirlo, cosa que hizo con un beso.

— Recuperate reina y toma mucha agua. — Lo dijo de una manera apenada y se fue.

Suspiré tras cerrar la puerta y me saqué la pastilla observándola. Estúpido Sanzu, yo no puedo tragar las pastillas. Lo consideraré un jaque.

𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐁𝐄 | 𝖳𝗈𝗄𝗒𝗈 𝖱𝖾𝗏𝖾𝗇𝗀𝖾𝗋𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora