Kata se tiró en su cama en cuanto terminó de vestirse, incluso después de haberse tomado una ducha seguía agitada debido al entrenamiento.
Desde una temprana edad su padre le había estado enseñando a defenderse, era algo obligatorio que, a pesar de todo el tiempo que llevaba entrenando, no se acababa acostumbrando. Cada vez era más duro que el anterior, eso le parecía.
Ni ella misma sabía explicar que le estaba enseñando, así que si le llegaban a preguntar respondía con "taijutsu", era más breve y se quedarían sorprendidos, como ocurrió con algunos de sus amigos.
"Es tradición familiar"
Eso le decía su padre, aunque según él, también es algo importante dentro de la familia elegir un buen nombre al hijo para que sea respetado por los demás. Que irónico de su parte, supongo que quería ser la oveja negra no siguiendo las normas familiares, o tal vez yo soy la oveja negra al haberme llamado Katana.
Kata suspiró al tener que recordar eso y la absurda explicación de su padre.
No tengo madre, para nosotros esa mujer está muerta, no sabemos ni queremos saber nada de ella. Soy el resultado de un revolcón adolescente, un error producido por las hormonas y el alcohol. Después de ese momento mi padre ni se acordaba de la cara de la chica, eso me dijo, pero sorpresa cuando 9 meses después se topó con un bebé en la puerta de su casa. Que surrealista todo.
A pesar de esa maravillosa historia, es más increíble como se le ocurrió a mi padre elegir mi nombre.Un bebé en los brazos de un chaval, en mitad de su salón mientras pensaba en mil cosas. Qué se supone que haría ahora, no tiene a nadie, a penas podía estudiar y trabajar a la vez para que ahora le pasara esto, como le alimentaría. Suspiró con pesadez, acunando a la niña en sus brazos para que no llorara. Debería ser una bendición y no una maldición. Tal vez lo sería si la hubiese tenido en su debido tiempo, cuando estuviese casado y con un trabajo estable. Se dejó caer con cuidado en el sofá, empezaban a picarle los ojos, miró hacia arriba tratando de aguantar las lágrimas hasta que se fijó en algo, su colección de katanas.
— Katana es un buen nombre. — sonrió de lado y dirigió su vista de nuevo a su hija, le sorprendía lo tranquila que era y estaba agradecido que fuera así. — Vas a ser fuerte, nadie va a poder contigo, una tipa dura. — acarició la mejilla de la bebé sintiendo un nudo en su garganta.
— No sé como vamos a salir de esta pero te prometo que haré lo que sea para que tengas una vida decente. — tras esa promesa no pudo aguantar más las lagrimas, aun con un nudo en la garganta continuó. — No dejes que nada te pare en un futuro, pase lo que pase vas a tener que ser fuerte, prometele eso a papi Katana. — abrazó a su hija con cuidado de no hacerle daño, dejando caer sus lagrimas tratando de no hacer mucho ruido para que no llorara también ella.
— Te quiero Katana, de verás lo digo, nunca lo olvides.
La historia que le contó su padre era más simple claro.
— Oh pues mi colección de katanas me inspiró. — A diferencia de la chica, él se encontraba sonriendo. — A mi me gusta, es un buen nombre, no lo crees? Da a entender tu fuerza y...
Y su hija le dejó con la palabra en la boca al ver como le ignoraba y volvía a su habitación con una expresión no muy agradable. Su padre no le iba a contar lo terrible que lo pasó en su momento, los pensamientos que le llevaron a la depresión. Su hija no le iba a contar el bullying que sufrió en su día, las palabras que le llevaron a la ansiedad social.
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𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐁𝐄 | 𝖳𝗈𝗄𝗒𝗈 𝖱𝖾𝗏𝖾𝗇𝗀𝖾𝗋𝗌
FanfictionUna chica en Tokyo Revengers. Algo típico, ¿No?