CAPITULO 15

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La voz de Manuel llegó a mis oídos, trate de girarme, pero no pude el dolor de mi cuello no me dejada, recordé que estaba sin camisa y me tape con mis manos, Claudio me tiro el brazo rápidamente para bajar de la camilla poniéndome detrás de él para taparme con su cuerpo.

–¿Qué sucede? – pregunto Claudio de mala manera

–Necesito el informe de la Señora Marta– hablo Manuel

–Esta en la sala de exámenes, tercer cajón– explico

–Perfecto, ah hola Lucía– se dirigió hacía mi con un tono sarcástico

–Hola– respondí

–Debías preguntar antes de entrar a una camilla cerrada– soltó Claudio

–No es mi culpa que estuvieran haciendo cosas– respondió Manuel

Claudio dio un paso hacia delante enojado, lo detuve tomando su brazo– No estamos realizando nada– soltó– estaba atendiéndola

–Aja– respondió de mala manera

–Mejor vete– ordeno Claudio

Pude escuchar como se cerraba la cortina del espacio, mi amigo se giró rápidamente hacía mí yo aun tapando mis pechos

–Imbécil– murmuro pasando por mi lado

Yo tome mi camisa poniéndomela –siempre ha sido así, bueno cortante– aclare

–¿Te sigue doliendo el cuello?

–Ahora puedo moverlo un poco más aclaré, el relajante me hará bien– dije con una sonrisa– no te preocupes tanto por él, déjalo estar y ya.

Solo bufo y se toco el cabello, saliendo de la sala. Yo tenía que ordenar las muestras de sangres de los pacientes para sus exámenes y entregarlas al laboratorio, pase toda la mañana realizando eso, de un lado para otro y tratando de no equivocarme claramente.

La tarde paso rápidamente moviéndome para cada lado, aunque no hubo tantos pacientes me tuve ocupada con otras cosas, aparte de mi dolor de mi cuello. Saque las cosas de mi casillero para dirigirme para el departamento, tomando mi bolso camine por el pasillo y observe como Claudio hablaba con Manuel, preferí no entrometerme entre ellos dos.

Salí del edificio caminando en paso lento mientras buscaba mi celular en mi cartera, lo tomé y estaba apagado no tenía carga ¡coño! Ahora no podía saber si mi hermana me había respondido, continúe caminando el viento rosaba mi cara, pronto se iba a acabar el otoño y entraría el frio invierno, ya no quedaban hojas en los pocos árboles de la ciudad. Ya quedaba poco para llegar, pero una sensación en mi estomago me hizo parar tenía como la sensación de girarme, pero mi cuello me lo prohibía y si me giraba iba a ser como notorio, traté de respirar suavemente y seguí caminando, la sensación no se iba por ningún lado, piensa Lucía piensa.

¡Recoge algo!

Sí gracias conciencia, así podría ver que había detrás de mí, saque unos papeles de mi bolsillo para botarlos "disimuladamente" así podía girar mi cuerpo y no me dolería el cuello. Arrugue el papel y lo lance detrás de mí, me gire a ciento ochenta grados y me agarre para recogerlo, al levantar mi visión pude ver que atrás de mí venía la camioneta negra del otro, mi corazón se acelero me volví a girar y caminar rápidamente, tenía que disimular faltaba poco para llegar al departamento ¿y si me secuestraban? Quizás solo esta pasando, disimula lucía. Camine rápido como nunca antes, mi corazón saltaba al mil, ni siquiera podía llamar al superintendente, nada estaba a mi favor hoy.

Pude llegar sana a las escaleras de mi casa, las subí tan rápido como pude buscando las llaves para entrar a mí casa, abrí la puerta y la cerré rápidamente, tire mi cartera y mire por la pequeña ventana que había en la sala, note como la camioneta se estacionaba, no no no ¿Qué hago? Salí de la ventana cerrando la cortina, camine hasta el sillón buscando mi celular para poder cargarlo, lo saque llevándolo a la habitación.

Solo dime lo que sientes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora