CAPITULO 42

300 24 48
                                    

–¡¿Qué haces Lucia?! –espeto fuertemente Jack

No quería girarme y verlo, abrazaba con toda mi fuerza a Hans, las lagrimas caían por mi rostro, sentía que ardía al caer por mis mejillas.

–No te dejare Hans, no te dejare, no quiero que mueras –lloriqueaba –no vas a morir te lo prometo –juraba mientras sentía tan agotada, tenia mi cabeza hundida en su hombro.

Me abrazo apretándome con fuerzas –Tienes que ser fuerte, prométeme eso –su voz se sentía tan rota –recuerda algo por favor, no lo olvides

–Aléjese señorita, ¡Maldita sea! –escuche gritar

–¿Qué no olvido? Dime cualquier cosa –murmure

–Suéltalo es una orden –dicto Jack con rabia

–Siempre te protegí, quería que estuvieras bien Lucia y quiero que estes bien –su voz templaba y hablaba muy rápido –sé que no fue de la mejor forma, pero no quería hacerte daño y si muero ahora –me apretó con fuerza –recuérdame de buena forma

–Lo haré, lo hare –me aparte de él, tenía su cabeza gacha con mis manos la levante con delicadeza, las lagrimas avanzaban por sus ojos verdes, me miro se notaba roto –Lo prometo Hans –susurre

–Te daré tres segundos para que te alejes de él antes que dispare –espeto Jack

Abrí los ojos, podría morir ahora mismo, me gire viendo como todos tenían armas apuntándonos, Jack era el primero, miré a Hans y como tenia su boca abierta, tomé su mano rápidamente y el la apretó con fuerza.

–No me alejare, si tengo que morir lo hare contigo –murmure, mi pecho se apretaba más

Negó rápidamente con la cabeza –Tienes que vivir, levante y ve donde ellos –su voz es apenas un susurro

–Uno

–¡No! –alce la voz, girándome donde los policías –¡Si le hacen algo a él, a mí también!

–¡Muévase señorita! –hablo un policía –¡Muévase de una maldita vez!

–¡Nunca me hizo nada! No me moveré –espete enojada, las lágrimas recorrían mis mejillas

Jack tenia su arma apuntándome directamente, no la movía.

–Dos

Abrí mis ojos ampliamente, girándome nuevamente donde Hans, mi pecho se apretaba cada vez más.

–No te pasara nada, lo prometo, estarás bien –tome sus manos –estarás bien –mi mente en ese momento reacciono –tienes que cooperar, decir lo que sabes, porque realizaste esto, eso te puede ayudar

–No creo que sirva –se oía tan roto –no creo que salgamos de aquí –levanto su cabeza mirándome, sus ojos verdes habían perdido color –vamos a morir

Me dolía tanto la cabeza, que seguir luchando era imposible.

–Bajen el arma –ordeno Jack–tómenla y súbanla al coche. Con ese parasito hagan lo mismo.

Me asuste afirmándome de Hans, se acercaron tres policías a mi lado tomándome de los hombros fuertemente, igualmente con Hans arrastrándolo lejos de mí, su cabeza estaba cacha estaba aceptando lo que le iba a sucedes, trate de forzar su agarre, pero era imposible eran mas fuertes que yo, mire a Jack el cual me estaba dando la espalda hablando por su radio, abrieron la puerta, tomando mi cabeza y agachándome para que me subiera, entre sin luchar, ya me sentía cansada, cerraron la puerta igual que el coche.

Mi mente estaba muy confusa, en realidad todo mi mundo se estaba cayendo, mientras estaba en el coche con mis piernas abrazadas, ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué está pasando? No quería hablar con el policía el cual estaba completamente de negro no recordaba el nombre del uniforme, me sentía perdida todo me parecía extraño, mis piernas no dejaban de temblar, la radio no dejaba de sonar, pasábamos por una carretera llena de árboles. Hans no me quería hacer daño, pero ¿Por qué tardo tanto Jack? ¿Realmente me quería disparar? No podía dejar de temblar, estaba haciendo las cosas mal, todo me estaba saturando, cerré mis ojos con fuerza.

Solo dime lo que sientes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora