Íbamos camino al hospital después de estar todo el día en la ambulancia agradecía que había traído mi lonchera por último a comer, era bastante más cansador el hecho de ser paramédica una experiencia que no volvería a hacer.
–Parece que conociste al Superintendente
–¿A quién?
–Al agente que atendiste, te vi mientras que lo hacías, nunca deja que lo curen siempre supuestamente lo hace solo, fue sorprende que se dejara por ti.
–Fue bastante grosero, no me dio su identificación para anotar sus datos.
–Se llama Jack Conway, bueno es el supervisor de todos los policías es bastante serio y rudo, siempre que lo veas va a ser así que ve acostumbrándote.
–Me di cuenta, gracias Manuel.
–Lucy
–¿Sí?
–Estuviste increíble el día de hoy, excelente trabajo, sabía que lo ibas a hacer bien– me dedico una sonrisa agradable
–Muchas gracias, me hace feliz escuchar eso– sonreí para mí misma, me emocionaba que me digieran esas cosas.
Solo podía pensar ¿acaso en esta ciudad todos eran unos bordes? resoplé para mí misma, aunque no podía dejar de recordar en el superintendente su mirada, su cabello negro su cuerpo marcado, sacudí la cabeza no puede tener esos pensamientos con mis pacientes. Por fin habíamos llegado al establecimiento, tome mis cosas y me baje de la ambulancia, comencé a caminar dentro del recinto, hasta llegar a la sala, firme los papeles deje mis cosas correspondientes en el casillero, tomé las llaves de mi departamento y mi chaqueta, tenía que cambiarme de ropa antes de marcharme, me cambie, y ya con todo en su lugar continúe mi camino.
–¿Te vas sin despedirte? Que mala educación– Dijo Claudio cruzándose de brazos y negando con la cabeza– ven aquí y despídete bien– abrió los brazos esperando a que fuera donde él.
Claramente avancé hasta donde estaba y le di un abrazo – Lo siento, te dije que hoy tenía mi cabeza en todos lados, menos aquí.
–Anda a casa se que estas cansada– me dio una sonrisa dulce y deposito un beso en mi mejilla– cuídate mucho Ángel, ya sabes cómo son las calles.
–Sí lo haré, hasta pronto Claudio– le sonríe mientras me marchaba.
Al salir del hospital una hermosa brisa de otoño me abrazo, al caminar por las calles los arboles casa vez le quedaban menos hojas de color café, la tarde se iba acortando y el frio también comenzaría a llegar. Mi departamento no estaba tan lejos como unas cuatro cuadras, tenía algunas reglas para mi caminata tratar de evitar a cualquier persona y si vez algo peligroso corre, bueno solo eran dos, pero me ayudaban, el recorrido no me hacía largo, pero si lo camina con miedo. Cruce la calle, saque las llaves de mi cartera y comencé a subir las escaleras del edificio abrí la puerta, colgué mi chaqueta, y lo primero que hice fue lanzarme al sillón.
–Hola Lucy– mi hermana se encontraba en la cocina preparando algo– ¿Cómo te fue hoy? Nunca llegas tan cansada.
–Tuve que remplazar a una compañera, hice de paramédica no recomendado claramente, muchos movimientos de lado a lado y la adrenalina increíble eso sí, pero sabes lo mejor que pude hacer es que un compañero Manuel hablara siempre es serio y frio, pero me demostró que no, juzgué sin saber y conocí a mucha gente o mejor dicho pacientes– me di cuenta que estaba hablando mucho, como me dicen "hablas un párrafo".
–Tuviste un día movido por lo que veo– me miro y frunció el ceño– siéntate bien señorita esas no son maneras.
Mi hermana, mejor dicho, como otra madre era ochos años mayor que yo, no éramos tan parecidas, ella era diplomática le encantaba tener todo en orden y que las cosas salieran a su manera, bueno yo solo dejaba que las cosas pasaran y que la vida me sorprendiera, no me gustaba preocuparme demás ya la vida tenía complicaciones para que yo me diera otra más, no gracias.
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Solo dime lo que sientes ©
RomanceLucy es una enfermera en los Santos, aún nueva en su trabajo no para de encontrarse con el famoso Superintendente Jack Conway el cual es un hombre serio y amargado su carácter no le gusta, pero la vida lo vuelve a poner una y otra vez en su vida, mu...