CAPITULO 33

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La mano de Claudio pasaba por mi espalda incomodándome, tenía todas sus piernas estiradas de lado a lado, casi me caía de la cama, soltaba un pequeño ronquido, sonríe al verlo con sus cabellos rojos desordenados, parecía una estrella de mar, me senté en la cama estirando mis brazos, para así sacar mis pies y colocarme los zapatos, camine hasta la cortina para abrirla y que entrara la luz, la ciudad ya parecía activa más que nunca, camine hasta el baño para hacer mis necesidades. Salí del cuarto de baño para así ver a Claudio estirándose.

–No sé como puedes dormir así, casi me botas –me queje mientras buscaba que ponerme, hoy tendría que ir a comprar cosas.

–Primero que todo, buenos días – dijo quejándose – es mi manera de dormir, agradece que no te pateo

–Uy, salió complicado el niño

–Es una manera única de dormir, no me juzgues

No tener ropa al era muy complicado, tenía que usar lo mismo de ayer, pero por último cambiar la camiseta –¿Qué te vas a poner? – consulte, mientras cerraba la caja, había dormido solo con su ropa interior

–No lo sé, solo tengo esto – se levanto de la cama– pero como nadie me ve usare lo mismo

–Amo tú lógica – camine hasta la puerta de habitación– tengo una mala noticia

–¡¿Estas embaraza?! – soltó rápidamente

Me gire para mirarlo con los ojos abiertos – ¡NO! Ni Dios te oiga

–Bua, que susto – se llevó una mano al pecho– ¿Entonces que es? – pregunto mientras se colocaba la misma ropa de ayer

–No tengo comida, era eso

–Pensé que era más grave, igual hoy me podre comer unas papas fritas, ayer me quedé con ganas

–No puedes comer eso Claudio – camine hasta el baño para cambiarme

–Bueno mamá– escuche a lo lejos

Me cambie rápidamente, peinando mi cabello. Tome todas mis cosas para estar lista, habían pasado treinta minutos y este seguía en el baño arreglándose, yo aproveche para cerrar las cortinas y las ventanas, después salió Claudio peinado hacía atrás, negué con la cabeza, tenía todo y salimos juntos, cerré la puerta, para luego bajar las escalas, para así comenzar a caminar.

–Los hematomas siguen aún muy visibles

–Sí, no se irán después de unos días, es jodido la verdad

Mire como realizaba una mueca, tome su brazo para ir más junto con él, apoyando mi cabeza en su hombro, pasaban muchos autos a nuestro alrededor, parece que era un martes muy caótico, la mañana era muy helada más de lo que estaba acostumbrada, por último, en el hospital hay calefacción y café caliente, los dos íbamos desabrigados.

–Claudio ¿y tu auto? – consulte levantando mi mirada

–Ni idea la verdad, tendré que ir al remolque quizás se lo llevo la grúa

–Oh, te lo incautaron dices

–Exacto señorita – su nariz estaba tomando un color rojo –¿Pensante en lo que dije ayer? – consulto con su mirada coqueta

–¿Lo de Jasón?

–Uyyy, vez piensas en él– me dio un pequeño empujón

–¡Oye! No, no he pensado nada

–Sigo pensando que sería buena opción para ti, siento el amor en el aire cuando están juntos

–Que pesado – negué con la cabeza

Solo dime lo que sientes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora