CAPITULO 40

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No tuve repuesta, volví a tocar nuevamente –Hans –volví a hablar con un tono más alto

–¿Pasa algo Lucia?

Abrí los ojos ampliamente, girándome viendo que estaba a mi lado tan alto como siempre, con un abrigo marrón, con sus manos en sus bolsillos giro su cabeza lentamente esperando mi repuesta, ahora las palabras no me salían, baje mi cabeza sin poder hablar.

Se acerco más a mi –¿Sucedió algo? ¿Estas bien? –pregunto preocupado

Negué rápidamente –Quiero hablar –mire viendo que en el pasillo estaban hombres de negro –a solas

–Está bien –sonrió

Camino hasta la puerta de su habitación abriéndola esperando que entrara, entre lentamente viendo su habitación, tenia su aroma muy marcado en él, encendió la luz cerrando la puerta detrás de él, no me gustaba la idea de estar solos en una habitación, pero quería hablar, tenía un escritorio frente a su cama lleno de papeles, una lampara colgaba del techo, su cama con un cobertor negro, su ropero sencillo con una mesita de noche, se coloco delante de mí, eran tan alto, tan intimidante, tome mi brazo tratando de ignorar su mirada.

–Te escucho –dijo en un tono amable

Di una respiración antes de hablar –Bueno, quería preguntarte sobre alguien, la duda me está matando.

–¿Sobre quién?

–Sobre Jasón, quiero saber si también me engaño como todos a mi alrededor.

–Era el único que no sabía nada –respondió él.

–¿Cómo?

–Eso, no sabía nada "trabajaba" conmigo, me hablaba de ti de como eras una gran amiga y como siempre tenías una sonrisa en tu rostro –se sentó en su escritorio –en un minuto pensaron que sería bueno que estaría en nuestro lado, pero realmente no quise.

Él no sabía nada, tenía realmente un amigo

–¿Por qué?

–Sabía que no querría, y si se negaba enteraba del plan correría a decírtelo, ponía en peligro muchas cosas.

–A veces sentía que actuaba raro, pensaba que él era

–¿Qué era qué? –me quedo mirando extrañado

Ups, hable en voz alta –Nada, nada

Frunció el ceño –Se que te dolió lo de Claudio, era muy buen actor, creo que te entiendo que ya te lo contaron.

–Sí –murmure apretando más mi brazo –¿Él está aquí?

–No, fue a hacer otras cosas tenía una misión –me observo delicadamente –¿Te molesta tenerlo cerca?

–No lo sé, no lo he visto de desde ese día.

–Si te molesta le puedo decir que este alejado de ti.

Mire para abajo haciendo una mueca –Te diré cualquier cosa –di un paso hacia atrás– ¿Él te contaba todo?

–Sí Lucia

Mi corazón comenzó a acelerarse –Estuvo conmigo todo el tiempo –murmure llevando mi mano a mi pecho –Sabía cosas de mí, trabajo conmigo, me ayudo en mis peores momentos, me escucho –comencé a sentir mi espalda helada, estaba transpirando frío –pensé que era mi amigo – dije un poco ahogada, me agache quedando sobre mis rodillas.

Hans se agacho rápidamente –Lucia, ¡Dios! Estas muy pálida –lo mire como quería extender su mano, pero algo se lo negaba –¿Puedo tocarte? Te ayudare a levantarte –explico

Solo dime lo que sientes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora