CAPITULO 24

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Salí del lugar despidiéndome del cuidador, note que el chico que maneja estaba fumándose un cigarro apoyado en el coche, me noto que iba caminado hacía él, boto el cigarro de inmediato y me abrió la puerta del coche espero hasta que me subiera no quería que me viera mí rostro después de a ver llorado notaba mis ojos hinchados, baje la cabeza subiendo al carro, al entrar cerro paso por delante del coche subiéndose como conductor, comenzó a manejar saliendo del cementerio entrando a la carretera, busque en mi bolso el espejo para poder ver mi rostro lo saque y me mire, mi nariz estaba roja igual que alrededor de mis ojos, solo tenía que esperar que pasara.

Ya habíamos llegado a la ciudad de los Santos, íbamos en el norte faltaba aún para llegar a mi departamento, Jack estaba haciendo mucho por mí y yo nada por él, me estaba cuidado lo mejor que podía, suspire sentía un poco de nostalgia.

CONWAY

–¿No vas a hablar?– espete furioso colocando mis manos en la mesa, tenía la cabeza baja negándose a hablar.

Estaba con el hijo de perra que trato de drogar a Lucía

–Yo no hice nada– murmuro

La sangre me hervía – ¡No mientas! – grite – Todo está grabado en las malditas cámaras, cuando ella se giro y tu colocaste la pastillita en el vaso, así que cuéntame la puta verdad de una maldita vez – exigí furioso

No respondió nada se notaba nervioso, se acomodaba el cabello reiteradas veces moviendo muchos las manos.

–Trabajas para alguien ¿cierto?

–No trabajo para nadie– respondió de inmediato, evitando el contacto visual.

Mentía era claro, estaba protegiendo a alguien –Comprendo – me acerque a él – pero sabes que no me queda claro de porque entre tantas personas, quisieras drogarla a ella cuéntame ¿te gusto? ¿te pareció interesante? O te alguien te pidió que lo hicieras

–No nada de eso– dijo nerviosamente

Me gire dándole la espalda – Eres joven no creo que quieras pudrirte en la cárcel, pero como no quieres hablar no encuentro otra solución

Me acerque a él levantando del asiento, escoltándolo caminando por la comisaria salimos hasta llegar a mi coche, abrí la puerta metiendo en la patrulla cerrándole la puerta en su cara me subí colándome el cinturón, apague el micrófono y la cámara del patrulla. Se metió con la persona equivocada.

Maneje apretando el manubrio con rabia, hasta llegar a un lugar apartado del norte, estacione el coche dejándolo relativamente cerca abrí el maletero sacando mi arma, saque al hijo de perra del coche llevándolo entre unas grandes rocas.

Camine hasta donde él – Si hubieras hablado esto no hubiera ocurrido – tome el arma entre mis manos apuntándole a su cabeza – ¿tus últimas palabras?

–No lo haga por favor

–Habla y no lo haré

No respondió.

–Sabes te metiste con la chica equivocada ¿no?, te metiste en territorio peligroso pequeño– miré como temblaba en el lugar –Salúdame al diablo– dije apuntando a su cabeza apretando el gatillo con rabia.

LUCÍA

Ya estamos en la ciudad, el día se había nublado completamente pasamos por unas tiendas, mi mente se aclaró quizás podría comprarle un pequeño obsequio a Jack por navidad.

Solo dime lo que sientes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora