CAPITULO 36

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L̸̨̝̦͚̣̳͈̜̤͈̒Ū̴̢̼͉̝́͘͜͜C̷̬̮̭̲͉̟̼̗̃͋̌̒͗̊I̵̳͚͔̳̹̾̈́͆͛͋̒̏̂̑e̵̛͈̲̪̜͔̜͒̂̇͛̍̚r̶͙̃͛̈͜r̶͇̬͈̞̣̪̖̱̊̔̃̐ȯ̶̭͇̙͍̞̅r̶̰̂̃

Mi cabeza me daba punzadas fuertemente, había dormido muy mal, me moví lentamente, sintiendo como estaba arriba de una manta, mi cuerpo pesaba, mi boca se sentía seca abrí los ojos despacio, estaba en una habitación negra, arriba de unas mantas el lugar era oscuro y frio ¿Dónde estaba? Mi cabeza comenzó a doler muy fuerte lleve mi mano a mi frente, mis ojos dolían mi respiración se comenzó a agitar, mire el lugar notando como solo eran cuatros paredes sucias con algunas telarañas que colgaban en el techo, una pequeña ventana al final, una puerta, el miedo me consumió debo salir de aquí ¿Por qué estoy aquí? Me trate de parar mis piernas dolían se sentían cansadas, me senté en las telas delgadas tratando de levantarme, mi cabeza me daba vuelta, esto debe ser un sueño, un horrible sueño, con la fuerza de mis manos trate de levantarme, aunque me costara lo haría, saldría de aquí, sentí como trataban de abrir la puerta, caí de nuevo, no tenía donde esconderme.

Maldita sea.

La puerta se abrió llegando toda la luz a mis ojos quitando la mirada rápidamente, sentí como los pasos se acercaba a mí como rechinaban en la madera vieja, di unos pasos hacia atrás chocando con la pared, juro que mi corazón se iba a salir el miedo, mi temor era inmenso ¿Qué iba a suceder? No quiero esto, no entiendo nada, mi respiración era muy acelerada, no quiero ver, no quiero alzar la mirada, eran varios pasos eran muchas personas.

–Hola Lucia– dijo una voz masculina profunda– bienvenida te estábamos esperado

Mi pecho se apretó, no respondí lleve mi cabeza entre mis piernas escondiéndome, estaba helada, mi piel estaba fría y mi cabeza no dejaba de saltar ¿Podre escapar? Sentí otros pasos cerca de mí, me estaban rodeando, voy a morir.

–Oh, no te gustaba hablar ¿Por qué ahora no lo haces? – hablo otra voz

Sentí como se cargaba un arma, me sobresalte de inmediato, mirando lo que había enfrente de mí unas personas vestidas de negros de pies a cabeza, su rostro estaba cubierto no se le veían ningún rastro ni siquiera sus ojos, casi todos llevaban armas, menos el que estaba enfrente mí, hoy será mi fin, comencé a temblar apreté más mis piernas con mis manos, se que todas sus miradas estaban en mi

–No tengas miedo, no te vamos a matar, ya lo hubiéramos hecho– expreso una voz un poco divertida

Quiero desaparecer

–Vamos al grano– dijo una voz más directa –¿Sabes por qué estás aquí? – consulto, no conteste el miedo me ganaba no hacía que las palabras salieran de mi boca – Responde – objeto

–N-no – dije como pude – no sé porque estoy acá – mi voz temblaba igual que mi cuerpo

Uno de ellos se acerco más, yo me alejé como pude, quiero desaparecer esto es un sueño, es un sueño, mi cabeza saltaba con dolor

–Te explicare, no sabes cuanto tiempo te estábamos buscando, mejor dicho, esperando eres muy valiosa ¿Los sabes?

Negué con la cabeza como pude

–¿No sabes? Parece que debería decirte él mismo

Estaba confundida, perdida, sentí como otra persona se acercaba a mi alguien que estaba atrás

–Hola Lucia

Mi corazón se paro por un momento, esa voz la conozco la he escuchado, levante mi cabeza para poder observar mejor, aunque estuviera de negro, su contextura, su presencia, no lo puedo creer.

–Padre– tartamudee

–¡Bingo! – dijo la persona del lado de él –¿Quieres saber por qué estas acá?

Asentí –Sí

–Te cuento, él te vendió, te vendió como un objeto a nuestro jefe – abrí los ojos, había sido vendida, como un objeto, como si no fuera nada, el miedo y la rabia se acumulaban en mí interior – Dijo tengo una hija prodigiosa, es enfermera, inteligente y al parecer tiene un buen recurso, te estuvimos observamos y claro, era más que una joya, estabas junto al hijo de perra de Conway ¿Qué más podíamos pedir? El problema era traerte acá, siempre estabas protegida rodeaba de gente todo el maldito tiempo, era imposible traerte hasta acá.

Cada palabra me hería más de lo que pensada, mi pecho se ponía helado y se acumulaban las lagrimas en mis ojos, ¿no soy nada? Apreté mi puño, de todas las cosas no quería escuchar las palabras que salían de su boca, de su maldita boca, mi padre hay parado como orgulloso de lo que había logrado, mientras que los demás me miraban cada gesto que hacía, en mi garganta había un nudo.

–Necesitábamos hacer algo más, estuvimos pensado y que mejor que tenerte vigilada nosotros ¿Apuesto que ni te diste ni cuenta? A veces no éramos tan disimulados, los grandes autos, algunos pacientes, las coincidencias, chocas con personas, todo el tiempo estuvimos viendo todos tus pasos, sabíamos todo lo que realizabas, tus horarios, donde estabas, a qué hora en qué momento, todo como tú estabas en tu mundo nunca te percataste realmente quien eran, ¿Percibiste quién era, o mejor quienes eran?

–No– afirme en un tono inaudible

–Tus amigos, tus grandes amigos, ellos accedieron sin pensarlo

Levante mi mirada, tratando de hablar –¿Quiénes? – balbuce mientras tocaba mi brazo

–Mejor que den un paso adelante, después de todo lo haz visto tanto que los veas de nuevo no pasara de nada – se giró para que las personas se acercaran – Sáquense la mascara dejen que ella los vea – se aproximaron, con su cabeza gacha con su mano derecha tiraron de la mascara para ver sus rostros.

No podía creerlo, todo esto debe ser falso, sus rostros, ellos.

–Claudio – murmure débil – Manuel

–Lucia – dijo Claudio – yo te lo puedo explicar

Gire mi cabeza – ¿Desde cuando me siguen? – consulte tímidamente

–Desde la segunda semana de trabajo – respondió el chico, mi pecho se apretó más – Deja contarte más, te mintieron todo el tiempo, se metieron a tu casa a tu vida a todo, se le pago realmente bien, bueno Manuel ya trabajaba con nosotros, Claudio fue fácil de convencer – afirmo él – parece que todos están contra a ti pequeña – comenzó a caminar de lado a lado de la pared haciendo una seña las armas se elevaron, el terror se elevo por mi cuerpo – Sabes mucho, espero que comprendas que no te podemos dejar ir, pero para asegurarnos haremos algo especial, tú pequeña Matilda, seria una pena que le pasara algo ¿No?

–No le hagáis nada – reaccione rápidamente – a ella nada

–Quiero que entiendas unas cosas, cualquier movimiento que hagas en contra a nosotros, morirás y no solo tú, ella también, llegaras a nuevo lugar y hay tendrás de todo, no tendrás contacto con nadie que no sea de acá, están prohibidas las faltas de respeto, si algo se te ordena lo haces, no trates de escapar, será imposible, tú mundo de acabó, se acabó acá Lucia.

Solo dime lo que sientes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora