Capítulo 14. Fuera de control

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Christina

El rey había ordenado confinarme al área de la servidumbre y lo había hecho oficial. Sabía que con aquello pensaba que estaba cuidando a su hijo, pero la verdad era que me había hecho un gran favor, porque esto era una locura y Andrew mejor que nadie lo sabía, sin embargo se había empeñado en perseguirme, en confundirme, aunque yo no tenía más que claro cuál era mi lugar en este palacio.

—Creo que el príncipe esta como molesto hoy—comentaron unas doncellas mientras entraban a la cocina.

—Es muy probable que el rey haya elegido a la nueva reina, son los rumores que andan circulando—miraron en mi dirección y yo las mire como la perra que era.

— ¿Qué?—inquirí molesta—acaso tengo una maldita cosa pegada en la cara—apartaron sus ojos de mí y tomaron las bandejas que se encontraban sobre la mesa, para llevar sus pasos fuera de la cocina.

Respire profundo y camine hacia mi habitación. Estaba tratando de poner todo en equilibrio y había adelantado algunos capítulos de mi novela la cual comenzaba a tomar un rumbo distinto. Me senté frente al computador, pero antes de escribir decidí revisar la bandeja de correos ya que desde que llegue aquí, ni siquiera había tenido tiempo de leerlos. La mayoría eran correos basura, otros de los comentarios intensos que recibía de los lectores que esperaban ansiosos un nuevo capítulo de la novela, pero entonces un correo en específico llamo mi atención.

Aquella dirección la conocía muy bien y comencé a sentirme algo ansioso, porque había dejado atrás aquel pasado, hace demasiado tiempo que le di otro rumbo a mi vida y Paxton Hall no estaba incluida en ella.

«Bonito lugar»

Ponía el mensaje y adjunto tenía una foto. Una del pueblo. Una del lugar donde hace solo unos días atrás había estado con la princesa.

—Esto no puede ser—dije en voz alta. Kathleen en aquel momento y como siempre irrumpió en mi habitación sin ser invitada.

— ¿Qué no puede ser?—pregunto curiosa—Parece que hay algo interesante por aquí—llevo su mirada a mi computador, pero me apresure a bajar la pantalla. Kathleen me miro con fastidio y se acomodó sobre la cama.

— ¿Qué haces aquí? No deberías ya estar en el salón para el baile de elección—rodó los ojos y se dejó caer sobre el colchón.

—Debería, pero el ambiente esta tenso. Al parecer mi padre eligió a la candidata para futura reina y Andrew anda de malas —fue algo chocante escuchar aquello, pero sabía que aquello era lo mejor.

—De todas formas es tú deber como princesa acompañar a tu hermano—se puso erguida y resoplo con disgusto.

—Pareciera que no me quieres aquí, acaso ¿me estas ocultando algo?—me miro con sospecha y la pantalla de mi móvil se ilumino en aquel momento. Agradecí haberlo tenido en silencio. Era un mensaje de Paxton ¿Cómo diablos había conseguido este número?

—Tengo que escribir y se ve olvidan las ideas, así que si me disculpa su alteza—resoplo resignada y antes de marcharse se quedó un segundo parada en la puerta.

—Odiare esta velada sin ti, ya nos imaginaba criticando a todas esas estiradas con sus vestidos de mierda—le mire con tristeza y luego de lo que pareció una eternidad se marchó.

Respire profundo antes de leer lo que ponía el mensaje y se me hizo un nudo en el estómago cuando descubrí de qué se trataba. No sabía cómo me había encontrado, aunque con su dinero y conexiones Paxton podía encontrar lo que se le diera la gana aunque esto estuviese debajo de la tierra y esto era malo muy malo, porque la foto que me había enviado en este momento era en las afueras de palacio.

Salí apresurada de la habitación y tuve que bajar la marcha cuando entre en la cocina porque había algunas doncellas ahí y sirvientes, pero apresure el paso en cuanto estuve en el túnel y sentí que el corazón se me iba a salir del pecho. Los vehículos ya se encontraban rodeando los alrededores y podía desde donde estaba ver llegar a los invitados quienes presentaban sus invitaciones en la entrada. Y ahí estaba él, entregando el sobre en color dorado y me quede por un segundo congelada. Salí de mi estupor y me escondí detrás de unos árboles cuando sus ojos peinaron los alrededores. Aquello tenía que ser una maldita pesadilla.

Trate de buscar en mis recuerdos mientras iba de regreso al túnel algo que lo relacionará con esta familia, sin embargo la relación entre aquel hombre y yo no nunca fue de flores, chocolates, veladas románticas o una conversación bajo la luz de la luna. Paxton Hall y yo solo nos entendíamos en la oscuridad.

— ¿Qué pasa?—pregunto la tía Amelia desde que entre de nuevo en la cocina, aunque la mire con desconfianza. Sabía que mi rostro había palidecido y se puso aún más blanco con sus siguientes palabras—Lo que sea—dijo restándole importancia—No damos abasto, ponte el uniforme para que vayas a trabajar ya he hablado con la reina—negué con la cabeza y ella me miro desconcertada.

—No puedo, el rey dijo...— negué con la cabeza, pero sabía que mi situación en palacio no era muy buena en este momento como para desobedecer a la reina.

— ¿Christina? —Cuestiono con tono brusco y trate de calmarme—Si lo que te preocupa es el rey, no servirás al salón del trono solo en uno de los salones anexos—asentí derrotada y marche hacia mi habitación para cambiarme. Rezando para no encontrarme en ninguno momento con Paxton.

***

Trate de mantener la cabeza baja y miraba de manera disimulada para no tropezar con la gente. Era mi primera vez en un evento con este, nunca antes había estado rodeada de tanta gente sofisticada y la decoración de aquel salón era digna para dicha ocasión. Me apresure abastecer de nuevo la bandeja y levante la cabeza cuando pensé que estaba a salvo, pero entonces lo vi. Su mirada era la misma daga filosa de siempre y su porte tan perfecto como la última vez que estuve con él. Sus ojos me estudiaron con aquella maldita intensidad que tanto conocía.

Di media vuelta y trate de confundirme con la gente, pero me encontraba tan desorientada que no sabía cuál camino tomar y me aterraba llevar mis pasos a la sala del trono, porque sabía que las cosas se pondrían peores entre el rey y yo si se daba cuenta de mi presencia. Tome uno de los pasillos alternos, el cuál no tenía ni puta idea de a donde me llevaba, pero al escuchar su voz dura y firme me detuve en medio de este.

—Te encontré—había pronunciado y escuche sus pasos acercarse a mí, tomando fuerzas me gire para enfrentarle.

— ¿Qué haces aquí? —pregunte mientras él daba un paso más hacia mí.

—El rey y mi padre son viejos amigos. Y él futuro rey y yo digamos que tenemos gustos similares—dio un paso más y la tenue luz que alumbraba aquel pasillo ilumino su rostro.

— ¿cómo sabias que está aquí? —di un paso atrás para guardar distancia.

—No lo sabía, no hasta que Andrew menciono tu nombre—En un rápido movimiento me acorralo contra la pared y comencé a respirar con dificultad—Sigues siendo tan hermosa Christina—dijo acariciando mi rostro, sentí mi cuerpo temblar.

—Aléjate de mí—supliqué, pero sabía que no lo haría. Paxton no eran de los que daban marcha atrás. Ni mucho menos de los que recibían órdenes.

—Ya lo olvidaste—susurro pegado a mi oído —olvidaste como te encantaban nuestros juegos sucios—pego su rostro mucho más al mio, pero yo lo aparte al darme cuenta de su intención. Aquello había sido un grave error.

Me sujeto de manera brusca por la barbilla y con su mano libre toco mis pechos. Me había empeñado en olvidar este pasado, este que solo había sido destrucción y ahora al parecer no tendría forma de escapar.

—No quiero jugar otra vez Paxton, te suplico que me dejes ir—sentí mis ojos escocer, pero no quería darle el gusto de verme llorar.

— ¡Te acaba de decir que la dejes ir!—escuche gritar. Mire a mi costado y me encontré con la intensa mirada de Andrew la cual me sobrecogió. Y lo supe en aquel momento, las cosas se saldrían de control.

Una reina sin medida (Plus size Queen #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora