Capítulo 22. Aterrada

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Christina

Resonaron las trompetas que anunciaban la entrada de Andrew y comprendí que algo malo pasaba. Me quede allí estática, en medio de aquella habitación con los latidos del corazón acelerados ¿qué había pasado? ¿Por qué estaba aquí y no con Andrew? Y me di cuenta que la respuesta aquellas preguntas iban a ser respondidas por las personas que hicieron su entrada en aquel momento. Los miembros del parlamento, junto a un Paxton Hall que parecía estar disfrutando lo que estaba sucediendo y entendí que él no se había resignado a quedarse callado.

—Debe sentarse señorita Bradford—.Pronuncio aquella mujer con voz firme y mirada amenazante.

Escuche pasos y mire a mi costado solo para encontrarme con la triste mirada de la tía Amelia. Se acomodó junto a mí y coloco su mano sobre la mía. Sabía que con aquel gesto buscaba reconfortarme, pero no quería su lastima, ni consuelo. Lo único que deseaba era salir pronto de aquí, porque la presencia de Paxton solo traía desgracia.

—Solo estoy perdiendo el tiempo—dije poniéndome de pie—Andrew espera por mí y no puedo hacerlo esperar —trate de salir de la habitación, pero los guardias se interpusieron en la puerta impidiéndolo.

—Evítese la humillación y vuelva a sentarse Christina—uno de los guardias me escolto de regreso a la silla y tomando una larga respiración volví acomodarme— ¿Sabe porque está aquí?—preguntó aquella mujer. Mire a Paxton y luego volví a posar la mirada sobre ella. Era más que obvio porque me encontraba allí.

— ¿Qué está pasando?—.pregunto algo histérica mi tía en aquel momento— ¿Porque nos tienen aquí? ¿Porque hacen esto de nuevo?—Amelia hizo todas aquellas preguntas de manera atropellada y pude percibir lo angustiada que se encontraba. Ya había vivido un momento como este y que se estuviera repitiendo sabía que era estresante para ella.

—Creo que su sobrina es la única que puede responder a esas preguntas, no nos compete darle respuestas—mire a Paxton con desprecio y sentí mis ojo escocer, pero no iba a llorar, no derramaría una sola lagrima delante a él.

—La señorita Bradford omitió algunas cosas cuando compareció frente a los miembros del parlamento y bueno procedimos a investigar más a fondo como usted comprenderá y vaya nuestra sorpresa—no quería que Amelia se enterara, no de aquella forma, sin embargo sabía que quizás no podría evitarlo.

Escuche la población de la gente y Paxton pareció estar más que complacido; se escuchó la suave melodía de los violines y de nuevo el resonar de las trompetas. Entendí que había nueva candidata, que ya habían ocupado mi lugar y no pude evitar sentir aquel extraño dolor que me presiono el pecho, porque sabía que Andrew en este momento podría encontrarse desconcertado y defraudado.

—Él no va a permitirlo, no va a dejar que ustedes se salgan con la suya—.Dije con tristeza y una satírica sonrisa adorno los labios de aquella mujer. Una que confirmaba mi más grande temor.

—Debe entender señorita Bradford que en este momento los sentimientos del futuro rey no son de relevancia. Andrew está a punto de dirigir una nación y él sabe lo que le conviene, así que le aconsejo que de ahora en adelante haga paso por paso lo que vamos a indicarle—coloco unos documentos sobre aquel escritorio y Amelia apretó mi mano con más fuerza.

— ¿Nos están comprando?—cuestiono mi tía, pero yo sabía que no se trataba de eso. Aquello iba más allá de ofrecernos dinero.

—Creo que mi presencia aquí ya no es importante, así que si me disculpan voy a disfrutar de la velada, me muero por conocer a la nueva reina—Paxton se colocó el antifaz, nos dio la espalda y abandono de la habitación.

Una reina sin medida (Plus size Queen #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora