Capítulo 6. No puedo negarme

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Christina

Tocaron la puerta despacio y abrí la puerta sin pensarlo porque sabía de quien se trataba, pude ver la incomodidad reflejada en el rostro de mi tía, pero no estaba molesta con ella. Ni siquiera podía culparla por lo que había pasado. Le hice un gesto para que entrara, sus manos se encontraban ocupadas con una bandeja, el olor a carnes y legumbres hizo que mi estómago gruñera el maldito no hizo más que delatarme, pero a quién engañaba de todos modos en cualquier momento iba a pedirle a mi tía que me alimentara. Tuve intenciones de cerrar la puerta en cuanto ella estuvo dentro, pero una figura apareció delante de ella antes de poder hacerlo, una que parecía realmente de la realeza.

—Lady Kathleen ¿que hace aquí?—pregunto mi tía y fue algo extraño que no mostrara formalidades frente a la princesa, supe que se trataba de ella desde el instante en que la vi.

—Se lo que estás pensando, pero en lo personal odio esas mierdas de la reverencia y que me llamen su alteza real, solo es un puto título de mierda que no me sirve de nada—resoplo con disgusto y la observe rodar los ojos—Uyyyy carne—dijo con entusiasmo y entro sin ser invitada a mi habitación, aquella chica parecía todo menos una princesa.

La observe pellizcar la carne con sus manos y me acerque porque aquella bandeja era mía, la aparte de su alcance y la observe fruncir el ceño. Lady Kathleen era de mi edad, mi tía me había también hablado sobre ella y la forma en la que trataba con todas sus fuerzas de evadir sus responsabilidades como princesa, era un espíritu libre, no quería estar atada a este palacio, se sentía asfixiada, estancada mejor dicho.

—Ay, no seas tacaña—expecto cruzando los brazos sobre su pecho—No sabes lo que es comer solo tierra, mi madre cree que soy un maldito animalito—la mire confundida ¿qué era eso de la tierra?—Vegetales querida Chris, debo llevar una dieta estricta solo con carnes y vegetales—Aclaro con fastidio.

—Busca tu propia bandeja—dije regalándole una sonrisa, presentía en aquel momento que Kathleen y yo nos llevaremos muy bien.

—Bueno señorita, creo que es momento de ir a sus aposentos—la apuro—mañana podrás charla todo lo que quieras con mi sobrina, pero ahora su alteza debe descansar—Kathleen hizo un gesto de fastidio a mi tía y luego me regalo una sonrisa.

—Lástima que eres tan hermosa—dije tomándome por sorpresa con aquel comentario y mi tía casi la empujo fuera de mi habitación.

— ¿Qué fue eso?—pregunte Amelia.

—Lady Kathleen es muy espontanea, no le hagas caso—deje la bandeja sobre el escritorio y luego me acomode para comer—me gustaría hablarte sobre algo, antes de comiences—deposite toda mi atención sobre ella, pero no me resistí a tomar un poco de carne.

—Recuerda que me dijiste que querías ayudar para no ser una carga y poder pagar tus cosas—Asentí no comprendiendo del todo a que venía eso ahora, ya que ella se había negado rotundamente a que yo trabajara—Pues es posible que exista un trabajo para ti, no tendrás que salir de palacio y es bien remunerado—me intereso aquello, realmente necesitaba el dinero porque en cualquier momento buscaría mi independencia.

— ¿De qué se trata? —pregunte con interés.

—Convertirte en doncella—El trozo de carne que tenía en las manos tuve que devolverlo al plato.

— ¿Estás hablando de servir a la corona? —asintió despacio y yo realmente me sentí entre la espada y la pared, porque mi tía solo trataba de ayudarme y aunque tenía la opción de negarme sabía que no tendría la conciencia tranquila—Claro—confirme—Es solo un trabajo como cualquier otro—argumenté y ella aparto sus ojos de los míos avergonzada. No sé porque presentí que algo más pasaba, pero realmente no quería cuestionarla. Y de todas formas no podía negarme.   

Una reina sin medida (Plus size Queen #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora