Capítulo 23. La última vez

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Andrew

La busque desesperado por todo palacio, pero no la encontré y comprendí en aquel momento, que mi padre, los miembros del parlamento y todos los relacionados habían hecho aquella sucia jugada. Comencé a tirar todas las cosas dentro de aquel despacho y solté un grito que sabía de antemano quedaría ahogado por el murmullo y la música que llenaba el salón de fiestas, entonces escuche la puerta abrirse y unas firmes pisadas aproximarse hacia mí.

—Que desastre querido—levante la mirada y me encontré de frente con aquellos ojos que comenzaba a odiar.

—Quiero estar solo lady Wesley, así que le voy a pedir amablemente que se retire—la mire con enojo, porque no buscaba disimular mi molestia.

Se acercó mucho más, se mezcló entre la penumbra que cubría todo aquel espacio y coloco sus manos sobre las mías de manera tentadora. La mujer frente a mí no era tan inocente como hacia aparentar y al parecer tenía experiencia en los juegos de seducción, aparte de que ella y su familia había demostrado que eran oportunistas. Con la humillación del baile de selección pensé que nunca volvería a ver su cara, sin embargo aquí estaba dispuesta a todo.

—Dejare que me tomes y descargues tu ira conmigo. Quiero que me castigues, dejare que lo hagas con tal de ser tuya—la tome de forma brusca por el rostro y sentí arcadas al verla sonreír de aquella manera. Era una puta.

—Nunca podrás ocupar su lugar aquí—dije señalando mi pecho—así que no te creas la gran cosa Susan Wesley, que lleves la corona no significa nada para mí. No serás mas que, la marioneta de mi padre—la solté con brusquedad y la observe contraer el rostro.

—Tendrás que aprender a vivir con ello querido—. Dijo con altanería—Y ahora es mejor que regreses a la fiesta si no vas a tomarme, por qué no querrás que sea tu padre quien te obligue hacerlo.

Se colocó el antifaz, me regalo una última sonrisa y me dio la espalda. Trate de mantener la calma, de controlar la tormenta dentro de mí y decidí terminar aquella noche por la paz, sin embargo no descansaría. No lo haría hasta traer a Christina de regreso, costara lo que costara.

♚♚♚

Los miembros del parlamento convocaron a una reunión extraordinaria para según ellos dejar algunos puntos claros sobre la toma de decisiones de ahora en adelante y cuestionar entre comillas a la nueva reina. Y quería hacer mi jugada, pero sabía que era demasiado pronto y quizás ellos se encontraban más que preparados para contraatacar en caso de que lo hiciera. Teníamos mucho tiempo por delante antes de la coronación y sabía que debía tener cuidado hasta para respirar.

La familia real hace su entrada—anunciaron y Kathleen me regalo una dura mirada mientras se acomodaba junto a mi madre.

La familia Wesley como era de esperar también se hizo presente. Susan se acomodó junto a mí y me regalo aquella maldita sonrisa que en aquel momento no pude ignorar y ella no pude limitarse solo aquel gesto. Me tomo la mano y entrelazo sus dedos con los míos, no pude evitar la mueca de disgusto que se dibujó en mi rostro. Agradecí que le llamaran al estrado en aquel momento, sentí que me quitaba un peso de encima cuando libero mi mano, porque odiaba con todas mis fuerzas aquella mujer.

— ¿Dónde está Christina?—. Pregunte de manera repentina y todos los miembros del parlamento se miraron entre sí, menos la bruja de Rhina Clark, ella no. Se quedó impávida mirando unos papeles.

—Creo que eso no es relevante en este momento su alteza y es muy probable que su prometida se sienta incomoda con la mención de la persona en cuestión—respire profundo, me puse de pie y coloque las manos sobre la barra de protección.

Una reina sin medida (Plus size Queen #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora