🥀Capítulo 2🥀

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Hoy es mi día libre.

Normalmente estaría descansando, viendo alguna serie en Netflix y vagando por el departamento con mi pijama favorita. O quizás estaría donde Emma, mi mejor amiga, la conozco desde que tengo uso de razón, ella es mayor que yo, tiene veintisiete años.

Su visa está resuelta, tiene un marido perfecto, con su trabajo perfecto. Pronto en su pequeña familia será de tres, está embarazada, es por eso que mis días libre los acompaño para hacer su día menos cansado mientras Richard su esposo está en el trabajo.

Pero hoy, lamentablemente no he podido ir, todos mis planes están cancelados por la bendita tarjeta que está sobre la mesa. La miro con recelo, no mentiré, he estado a punto de llamar varias veces, pero he cortado la llamada antes de que comience a sonar el pitido, sí, porque soy una cobarde.

Mi instuición femenina me dice me llame, que lo haga, que no perderé nada con intentarlo, pero también esta otra parte de mí que me dice que no, que nada bueno me depara.

Después de varios minutos donde medito y pienso que debería hacer, llego a la conclusión de que llamaré, es mejor saber de qué trata a vivir el resto de mi vida con la duda.

Así que apenas comienza a marcar ruego a Dios de que no contesten, de que me envié al buzón de voz y que siga con mi vida como si nada, pero lamentablemente para mí, un hombre contesta al otro lado del teléfono.

Hablo rápidamente, le explico que soy ________, la chica del restaurante y él inmediatamente me reconoce, su voz al decir mi nombre se pone un poco un tanto alegre ¿Por qué? No tengo ni la menor idea.

No es mucho lo que hablamos, él me pide que anote una dirección y una hora donde deberé hoy presentarme para la entrevista de trabajo.
Cuando cuelgo, suelto un profundo suspiro, estuve aguantando la respiración mientras él me hablaba, incluso mis dedos temblaron al describir la dirección que me dio.

Yo no me considero una persona miedosa, pero este hombre me hizo sentir intimidada desde el día de ayer.

En fin, creo que me iré a duchar, son las dos de la tarde, y tengo que estar allá a las tres y media. Es mejor que me apresure si no quiero dar una buena impresión al llegar tarde.

(...)

Como un típico día de verano el sol está en todo su esplendor allá arriba. Es como si no quisiera darme una ayudadita mientras camino hacia el edificio del manager, ya que siento muy acalorada y la blusita rosa pastel ya comienza a pegarse a mi cuerpo.

Una vez adentro del ascensor agradezco ese aire fresquito y amo con todo mi ser a quien inventó el aire acondicionado. Me miro en el espejo, normalmente no uso mucho maquillaje, así que mis mejillas suelen verse en este momento un poco más colorado de lo normal, ya que el sol ayudó a que mi temperatura corporal aumente.

Uno, dos, tres, mi corazón comienza a latir con fuerza. Cuatro, cinco seis, siete mi estómago también comienza a doler. Ocho, nueve, diez, once, doce, me siento mareada por el ascensor y porque mi respiración es tan irregular que el oxígeno no llega a mi cabeza.

Cuando las puertas se abren en el piso doce, las primeras letras que leo son Syco Música. Me siento aturdida, no entiendo que estoy haciendo en una compañía discográfica, por supuesto que la conozco, es la compañía más famosa del Reino Unido.

A mi derecha hay un hermoso escritorio y detrás de el una mujer adulta, ella al verme sonríe y yo también.

-Hola buenas tardes.---le digo cuando me acerco al escritorio.--- tengo una cita con Andy Fleming.

Ella me saluda y me pide mi identificación, se la tiendo sin ningún problema, segundos después la veo escribir en su computadora.

-aquí está su identificación, y esta es una tarjeta que debo utilizar.---me explica, al verla noto que dice visitas.-Él en este momento está en una reunión, le avisare cuando esté disponible ¿desea beber algo?.

-¿un vaso de agua?.--- le pido con timidez. Ella sonríe y asiente saliendo detrás de su escritorio.---muchas gracias.--- le digo cuando me la da.

-Tome asiento.---me pide y yo hago caso.

Mientras espero que la reunión del señor Fleming termine, le echo un vistazo a mi curriculum, leo cada línea y noto que todo esté en orden.

Los minutos pasan lentamente mientras continuo esperando, me siento muy ansiosa, ya no tengo miedo como antes, ver el sello discográfico me demuestra que él no trabaja en ninguna empresa de pornografía, que era lo que más temía.

-señorita ______, acompáñeme.---dice la secretaria y yo me levanto demasiado rápido.

La sigo por un pasillo y luego nos paramos delante de una puerta, las iniciales A.F están en ellas. Mis nervios aumentan en cuestión de segundos, y más aún cuando habré la puerta y me pide que pase.

Maldición, me siento mareada cuando entro en su despacho.

Él al verme sonríe encantado, y yo aún sigo preguntándome porqué le hace tan feliz mi presencia.

-señorita ____, (apellido) es un placer verla de nuevo.---me dice él. Un segundo ¿Cómo sabe mi apellido?.

-Hola buenas tardes.----murmuro, maldición mi voz suena tan pequeña.

Tome asiento por favor.----me pide y hago caso inmediatamente, me siento frente a él, solo nos separa su escritorio.---vengo en un segundo tengo que ir a buscar a unas personas.

-Sí por supuesto.-le digo y lo veo alejarse por una puerta. No es la misma puerta por la que entré, es otra.

Me quedo sola en el despacho, todo es silencio a mi alrededor, lo único que puedo escuchar son los latidos e mi corazón.

Me siento muy nerviosa, no sé a quién fue a buscar, pero por mi seguridad, tomo mi móvil y dejo marcado el 112 solo por precaución.

Después de varios segundos de silencio, escucho voces al otro lado de la puerta. Alguien está gritando, maldición, yo sabía que esto estaba mal.

Decido irme, y en el momento justo cuando estoy comenzando a pararme de mi asiento la puerta se abre. El señor Fleming aparece y sonríe.

-Disculpé, es que tengo un pequeño inconveniente.-dice parado en el umbral de la puerta, él me mira a mi, y luego mira hacia la otra habitación.----¿puedes venir por favor?.----le está pidiendo a alguien.--- ella está aquí, no seas descortés.

-Andy, no puedo lo siento.---es la voz de otro hombre.

-ella está aquí ¿comprendes?, prometiste qué lo harías, así que ven aquí, y no me dejes mal.---le pide el señor Fleming a esa persona, está molesto.

¿Qué está pasando? No soy capaz de hablar, es como si los ratones me vieran comido la lengua, solo puedo ver la escena.

-Me equivoqué, ahora no quiero hacerlo.---le dice el hombre y yo comienzo a impacientarme.

-Señor Fleming, es mejor que me vaya.-le digo y me pongo de pie. El a escucharme le lanza una mirada asesina a la persona que está en la otra habitación.

-Dame un segundo.---me pide y yo me quedo parada detrás de la silla.----Ven por favor.---le pide al otro hombre con calma, y al parecer sus palabras o quizás las mías al decir que me iba han tenido efecto, porque la persona que se escondida en el otro lado de la habitación aparece.

*

112 : número de emergencia de Londres

𝑈𝑛𝑎 𝐺𝑟𝑎𝑛 𝑀𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 ||  𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora