𝑈𝑛𝑎 𝐺𝑟𝑎𝑛 𝑀𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 || 𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟

🥀Capítulo 90🥀

Será difícil volver a tener una vida normal después de pasar por episodios tan traumáticos. Quiero que todo sea como antes, pero en este momento se divide todo con un antes y un después.
Antes me sentía segura, no existía algo que me atormentara, o me hiciera sentir con pánico. Antes podía decidir salir a la calle con seguridad, no pensaba en que algo podía ocurrir conmigo, pero ahora es diferente.
El después es terrible, aunque sé que nada malo me pasará, existe ese pánico constante, esa paranoia de que podría volver a pasarme algo muy malo.

Y es muy difícil tener que lidiar con algo así. Intento ocultar mis emociones, intento que Aidan no note el miedo que me provoca cuando él sale de casa. Tengo miedo, mucho miedo de que no vuelva, de que pueda ocurrirle lo mismo que me hicieron a mi.
Cuando él no está, lloro demasiado. Justo como en este momento, en que intento entender con todas mis fuerzas el porqué tuve que vivir algo así.

Es como si todo se hubiera detenido. No tengo un trabajo, no tengo clases en la universidad, mi vida se basa en tomar medicamentos e intentar retomar lo que antes fui. Verme en el espejo es terrible, todo mi cuerpo está tan cambiado, aún con hematomas, aún muy delgado.
Puedo pasearme libremente por la casa porque puedo caminar otra vez, pero todo es lento, incluso los pasos que doy.
Mi vida solía ir tan rápido, incluso antes de conocer a Aidan. Recuerdo mis días en el restaurante, apenas tenía tiempo para mi, pasaba de pie atendiendo mesas y muchos clientes desagradables, no era la mejor vida, pero hacía algo. Cuando conocí a Aidan mi vida cambió bastante, pero el ritmo de vida no disminuyó.

Y ahora es diferente. El después es realmente horrible, no podría ni siquiera desearle esto a la mujer que lo provocó,  nadie debería vivirlo, nadie debería pasar por todo el sufrimiento que pasé.
Mi cuerpo puede mejorar con el tiempo, puedo recuperarme, quizás en unos meses más vuelva hacer físicamente lo que fui, pero las heridas en mi corazón demorarán mucho más en sanar.
Esta clase de heridas pueden incluso quedarse toda la vida, y eso me hace sentir muy mal, porque no quisiera ver a Aidan sufrir por mi.

Sé que me ama, tanto como yo a él. Sé que sufrió todo el tiempo que estuve desaparecida, él mismo me lo confesó, incluso los deseos de suicidarse si yo no aparecía o si moría.
Algo dentro de mi se rompió cuando él lo dijo, recuerdo haber llorado tanto, y él se sentía tan culpable por habérmelo dicho. Pero está bien, yo quería saberlo, yo quería saber todo lo que él hizo en mi ausencia, así como él quería saber todo lo que viví.

Fue difícil poder describir aquel momento, al principio no quería volver a recordar, mi intención era bloquear ese mes doloroso que viví, pero la psicóloga tenía razón, debía enfrentarlo, era la única manera de poder comenzar a sanar.
Así que lo hice, le conté todo, hasta el más mínimo detalle, incluso los miedos y temores que viví. Aidan era un mar de lágrimas, podía ver en su rostro la furia contenida, y los deseos que tenía que matar a esos hombres, también me sentí culpable por no ayudar con su estado de ánimo, pero aquella noche, ambos pudimos dormir sin interrupciones, después de mucho tiempo, había tenido mi primera noche placentera.

-Hola preciosa. —Escuchar la voz de Aidan hace que el alma vuelva a mi cuerpo, rápidamente quito las lágrimas que había estado derramando. —Creí que estarías en la habitación. —Él cruza todo el jardín hasta llegar a mi lado.

-El día está muy bonito. —Le digo con una enorme sonrisa a pesar de que mis ojos muestran lo contrario. —Te eche mucho de menos.

Él me sonríe mientras se sienta a mí lado. Él me observa detenidamente y sabe inmediatamente que estuve llorando.

-Y yo a ti. —Él responde, sin agregar algo más.

Aidan me rodea y suavemente me da un beso en los labios. Mis brazos envuelven su cintura y como ya es costumbre para mi, me acurruco bajo el hueco de su cuello, dejando que su perfume inunde mis fosas nasales.