🥀Capítulo 89🥀

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Narra Aidan.

No puedo dejar de sonreír al recordar lo que ocurrió hace un par de horas atrás. Debería estar concentrado en la reunión que tendré con Andy, pero hace mucho tiempo no me sentía tan feliz como ahora.
Ver el rostro de ______, volver a estar a su lado, volver a besarla a sido una mezcla de emociones tan grande que no tengo espacio en mi cabeza para pensar en Scott Ekman.

-¿Ella está enojada? —Me pregunta ______ mientras vuelvo a entrar en la habitación.

-Más bien, avergonzada. —Admito.

-Ay no. —Responde muy apenada por la situación.

-Cariño, todo está bien. —Digo acostandome a su lado sobre el edredón. Ella inmediatamente se acurruca a mi lado y yo la rodeo con mis brazos. —Soy muy feliz por estar aquí contigo.

-Yo también. —Me dice. —Creí que nunca más te volvería a ver. —Agrega apenas en un susurro. Sus palabras provocan un nudo en mi garganta.

-No hablemos sobre eso. —Le pido. —Tú estas aquí, y yo te cuidaré para siempre, es lo único que importa ¿Está bien? —Le pido y ella asiente.

-Te amo Aidan.

-Y yo te amo a ti, ___ ___.

Ella me sonríe.

-¿Porque vendrá Andy?. —Me pregunta.

-Es una reunión de trabajo. —Le digo, pero no es así.

Durante todo este tiempo, mientras ella estuvo en el hospital, con su padre y Andy hemos estado siguiendo el caso de Scott Ekman y su cómplice Franz Fischer, un alemán residente en Londres con antecedentes penales.
Andy vendrá hoy porque ha ocurrido algo hace unos minutos atrás que me dejó realmente impactado.

-Cuéntame, dime la verdad. —Me pide.

-Es la verdad mi amor. —Respondo acercándome a su rostro. Ella acepta el beso que deposito en su labios, pero aún así no me cree.

-Sé que esto no fue un arranque de locura. —Dice tomando una de mis manos y viendo las ya casi invisibles heridas que quedaron cuando golpeé a Scott. —Han pasado dos meses, y seguiré esperando el tiempo que sea necesario para cuando desees contarme que ocurrió.

-_____. —Susurro sintiéndome como la mierda por haberle mentido, ya que mi escusa no la creyó ni por un segundo.

-Está bien. —Ella me sonríe levemente. —Puedo esperar toda la vida, solo quiero que confíes en mi.

-Cariño, perdóname. —Le pido. —Yo solo deseo verte bien, sé que he ocultado cosas pero es para no preocuparte.

-Lo sé. Pero necesito saber que está pasando, yo estaré bien, tú estás a mi lado, nuestras familias lo están, no tengo nada que temer. —Me pide y sé que debo ser honesto, aunque me lleve un reto de su parte, es lo correcto.

-Golpee a Scott. —Admito y espero su reacción. Ella me observa ligeramente preocupada, pero espera pacientemente que prosiga. —Tú estabas en el hospital luchando por vivir, el médico nos había dicho que las cuarenta y ocho horas siguientes eran muy importantes, cuando él nos contó cómo habías llegado, sentí tanto odio, un odio que jamás había experimentado en mi vida, estaba cegado, necesitaba descargar mi ira. —Le digo y ella escucha atentamente sin expresión en el rostro. —Le pedí a Andy que me ayudara a encontrarlo antes que la policía... —

-¿Él también está involucrado? —Me pregunta realmente impactada.

-Sí. —Digo. —Él busco a personas especializadas, y al final dieron con el paradero de él. Fueron dos días después de que ya sabíamos que te recuperarías, pero yo seguía cegado, no podía estar en paz, mientras las horas pasabas sentía que mi odio aumentaba, no pensé en nada, solo quería matarlo.

𝑈𝑛𝑎 𝐺𝑟𝑎𝑛 𝑀𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 ||  𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora