🥀Capítulo 31🥀

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Jamás había estado junto a una chimenea solo en ropa interior y envuelta en una manta, como lo estoy ahora, en esta cabaña.

Creí que volveríamos a Londres, pero Aidan me pidió pasar la noche aquí en la costa. Además que, nuestras prendas estaban mojadas debido a la lluvia que nos calló encima, y estar así en el auto, una hora devuelta a Londres, solo nos haría resfriar.

O quizás solo fue una excusa, para no volver tan pronto.

-¿Tienes mucho frío?.-me pregunta entrando en el salón. Él también viene envuelto en una manta.

-No. El fuego me mantiene calentita.-le digo.

-Tu cabello aun esta húmedo.

-Sí, pero no te preocupes, se secará con el calor del fuego.–le explico.

-Llamaré al servicio de habitaciones, para que también puedan traer otra toalla para tu cabello, no quiero que te enfermes.-me dice y antes de que le diga algo, él ya desaparece de mi vista.

-Gracias.-usurro con una sonrisa en los labios.

Afuera la lluvia no cesa. El sonido de la madera quemándose y las gotas que caen contra la ventana es el único sonido que hay, ý me encanta.

Siento una paz Absoluta. Podría quedarme aquí para siempre.

Cuando Aidan vuelve, trae un albornoz encima, y otro en su mano.

-Nuestra ropa la entregaran seca por la mañana, la dependienta mandó esto, y esto. -me dice mostrandome el albornoz en su mano y toallas.

-¿Fuiste tu mismo a buscar eso?.-pregunto alzando una ceja.-estabas desnudo bajo la manta.

Aidan se ríe.

-Llamé y como no es temporada de verano, vinieron enseguida a dejarlo.-me explica. -¿Porqué?¿Estás celosa?.–me pregunta divertido.

-No. Sólo fue por curiosidad.-digo y me levanto del suelo.

-Uhmm.-murmura él mirándome.-ve a cambiarte, pronto traerán la cena.

-Está bien.-digo con una sonrisa antes de desaparecer hasta la única habitación que tiene la cabaña.

Rápidamente me cambio, dejo la manta húmeda sobre una silla y me envuelvo en el albornoz. Verme así, me recuerda cuando fuimos aquel hotel, y ambos estábamos igual que ahora.

Cuando vuelvo al salón, Aidan esta sentado junto al fuego. En sus manos sostiene su móvil y lo mira con el ceño fruncido. Espero que no esté pasando nada malo.

Él al verme, sonríe y deja inmediatamente su teléfono a un lado.

-Siéntate a mi lado.-me pide.

No dudo en ir, me siento a su lado y también apoyo mi espalda en el sofá, acomodandome.

-¿Todo bien?.-le pregunto y él asiente.

-¿Y tú?¿Te sientes mejor verdad?.

-Sí, estoy bien.-digo y sin poder evitarlo, apoyo mi cabeza en su hombro.-Gracias.

-¿Gracias porque?.

-Por todo.-digo. -Que va, solọ estoy cuidando de ti.-me

dice y por su tono de voz, siento que esta avergonzado.

-Gracias por cuidarme.-susurro.-hace mucho tiempo que nadie cuidaba de mí.

-¿Nadie?¿Y tu madre?.-me pregunta.

-Hace mucho tiempo que dejó de hacerlo, yo me fui de casa porque quería saber lo que era ser independiente.-le cuento.-desde ese entonces que me cuido sola.

𝑈𝑛𝑎 𝐺𝑟𝑎𝑛 𝑀𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 ||  𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora