🥀Capítulo 81🥀

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Narra Aidan

Me incorporo de la cama intentando desvanecer el dolor que envuelve mi pecho. Pasan solo algunos segundos para que vuelva a sentir el nudo en la garganta y las lágrimas se apoderen de mi rostro.
Mirar el otro lado de la cama vacío es una agonía, que no se va, y no irá jamás.
Sé que debo levantarme y enfrentar un nuevo día, debo hacerlo a pesar de querer quedarme aquí sumergido en mi dolor y mi tristeza.

La cicatriz en mi pierna cada día está mejor, puedo caminar por mi mismo, sin la ayuda de algún bastón. Cuando salgo de la habitación mamá está en la cocina preparando el desayuno.
Al verme me sonríe y me invita a sentarme. Lo hago solamente para no tener que darle más dolores de cabeza por mi falta de apetito.
En silencio me llevo a la boca todo lo que ella deja frente a mí.

No cruzamos muchas palabras, ella me deja ser, incluso mientras como cada bocado con las lágrimas derramandose por mis mejillas y es que el dolor es tan grande que ya no lo puedo soportar.
Y ella lo único que puede hacer, es abrazarme.

-Iré a darme una ducha. —Le digo cuando por fin puedo contener el llanto.

Cuando vuelvo a la habitación, busco ropa limpia dentro del closet y lo primero que veo es un suéter de ________. Aún puedo sentir el olor de su perfume cuando lo acerco a mi nariz.
Nuevas lágrimas se acomulan bajo mis pestañas pero las disperso rápidamente, me he prometido ser fuerte, aunque siempre fallo, y termino derrumbado sobre la alfombra.

Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás, a nuestros días felices. A los días en que me regañaba por mis estupideces. A los días en que me exigía besarla cuando me enfadada por cosas absurdas.
Sé que pensar esto no cambia nada, las cosas no cambiarán, aunque anhele tenerla aquí junto a mi, no volverá.

Después de darme una ducha y vestirme decentemente, escucho a Andy en el salón.
Al verme me sonríe con tristeza, más yo lo único que puedo hacer es preguntarle si sabe algo nuevo.

-Nada todavía, lo siento. —Me dice.

-Está bien. —Respondo mientras me acomodo en el sofá y prendo la televisión.

-Hijo, es mejor que no veas. —Me pide mamá, pero ya es tarde, ella es parte de las noticias un día más.

"—Volviendo al caso de _____ _____, aún continúan las búsquedas. Recordemos que su rastro se perdió el 15 de mayo, exactamente hace 28 días..."

-Bien, es suficiente Aidan. —Dice mamá apagando la televisión. —Por favor, todos estamos preocupados, pero por favor no sigas viéndolo, no quiero perderte.

Y yo no quiero escucharla. Ni siquiera tengo las fuerzas para discutir con ella, así que me levanto del sofá y camino hasta la puerta.

-¿Adónde vas?. —Me pregunta Andy.

-Necesito estar solo. —Respondo.

-Déjame ir contigo Aidan. —Me pide él pero le digo que no.

A pesar de mi dificultad para caminar, me las arreglo para sentarme dentro del auto y alejarme de casa. Por varios minutos avanzo sin un rumbo, no voy a ningún lado en particular, solo deseo alejarme de allí porque cada rincón de esa casa me recuerda a ella.
Y es más de lo que puedo soportar.
El dolor al fondo de mi pecho es tan grande que puedo sentir como cada músculo de mi cuerpo es desgarrado.

Sin darme cuenta al principio, noto que estoy alejándome demasiado, es por eso que decido volver a la ciudad y mientras tomo mi camino de regreso, pienso en ir al apartamento de _______.
Sé que no habrá nada nuevo allí, pero al menos es un lugar donde al menos puedo sentirla más cerca.
Los recuerdos me embargan apenas estaciono afuera de su edificio, recuerdo las veces que vine por ella cuando recién nos conocimos, fui tan imbécil, tenía delante de mi a la mujer más maravillosa y no lo supe apreciar.

La presión en mi pecho se hace mucho más grande cuando subo por el ascensor y abro la puerta de su piso. Como creí, todo sigue igual, los estantes llenos de polvo, los cajones de la cocina vacíos, y el silencio sepulcral me enfría la sangre.
Recorro cada rincón y me detengo en la que solía ser su habitación antes de que se mudara conmigo.
Me siento en el colchón y miro un punto fijo en la pared mientras siento nuevamente lágrimas acomulandose en mis ojos.

-Porqué que me dejaste solo. —Susurro con la voz quebrada mientras me recuesto sobre el colchón y lloro con desesperación.

Ojalá me muriera, pienso. Y es que ya no deseo estar aquí si ella no forma parte de mi vida, nada tiene sentido para mí, mi mundo se terminó el día en que ella no llegó a casa, el día en que sus te amo al otro lado de la línea fue lo último que escuché.
Ojalá me muriera, porque no soporto esta agonía de no saber dónde está, sin saber si está viva, sin saber que necesita algo, sin saber si está asustada, sin saber si me necesita.
Si me necesita tanto como yo la necesito a ella.

𝑈𝑛𝑎 𝐺𝑟𝑎𝑛 𝑀𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 ||  𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora