🥀Capítulo 57🥀

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Maratón 3/?

Aidan está cabreado.

Ni siquiera su cena está disfrutando y es por las chicas que han estado todo el tiempo murmurando, ellas creen que no logramos escuchar, pero la verdad es que sí.

Incluso le pedí cambiar asiento. Ahora es él quien está de espaldas hacia ella y soy yo quien las está matando con la mirada cada vez que miran en nuestra dirección.

Yo también estoy molesta, pero intento que no se me note, no quiero avivar la rabia en su interior y que terminemos discutiendo con ellas.

-No, no es necesario, no es la primera vez que debo lidiar con este tipo de situaciones.—Me dice y sonríe.

-¿Quieres irte ya?.—Le pregunto cuando noto su plato casi vacío.

Aidan es un hombre muy cortés, apesar de estar casi echando humo por las orejas, se las arregla para darme una sonrisa.

-No, no es necesario, no es la primera vez que debo lidiar con este tipo de situaciones.—Me dice y sonríe.

-Vámonos.—Le digo y tiendo mi mano sobre la mesa.

-Aún no hemos pedido el postre.—Me dice y yo le sonrío.

-El postre eres tú.—susurro y él se ríe por primera vez desde que entramos en el lugar.

-¿El postre será en el hotel?.—me pregunta divertido.

-Sí tu lo deseas.—susurro otra vez y él me sonríe con sinceridad.

-Está bien, pediré la cuenta.—me dice y se voltea para buscar al Garzón que nos atendió.

Pero en vez de venir él hacia nosotros, es una de las chicas a las cuales mire directamente a los ojos advirtiéndole que no se acercara.

Claramente no entendió, o quizás no fui lo suficientemente ruda.

-¿Disculpa? ¿Podría tomarme una foto contigo?.—Pregunta ella intentando hablar su mejor inglés.

Joder. Miro a Aidan creyendo que comenzará la tercera guerra mundial, pero él me sorprende enormemente cuando le sonríe con mucha simpatía y le dice que sí.

Literalmente me he quedado con la boca abierta. Él estuvo todo el tiempo sacando chispas, pero se acercó la chica y su estado de ánimo cambió en menos de un segundo.

Yo no podría, si me siento cabreada lo demuestro, y haría que todo el mundo lo supiera también. Pero él sonríe amablemente e incluso, acepta a las otras chicas cuando aprovechan la oportunidad y también se acercan a él.

Verlo así me descoloca, me da tristeza. Puedo ver el enorme esfuerzo que hace para complacer a los demás.

Todas ellas después de obtener sus fotos, se disculpan por molestar e invadir su espacio personal, sí, es lo mínimo que deberían hacer.

Aidan cuando queda libre vuelve a sentarse a mi lado, cuando me mira se encoge levemente de hombros dándome a entender que no tenía otra opción.

Al final decidimos pedir un postre antes de irnos, ni él, ni yo, volvemos a mencionar a las chicas.

(...)

Cuando salimos del restaurante ya es de noche, la brisa es más cálida, aún se sientes los altos grados de temperatura que nos acompañaron durante el día.

Nuestro caminar es más pausado, él me lleva de la mano y juntos miramos las vitrinas de las boutiques que nos rodean.

Las calles aún están atestadas de personas, al parecer la noche está recién comenzando, porque los balcones y las mesas afuera de los bares, están llenos.

𝑈𝑛𝑎 𝐺𝑟𝑎𝑛 𝑀𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 ||  𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora