🥀Capítulo 62🥀

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Maratón 8/8

Deseo ceder, quiero decirle que puede pasar y olvidarme de todo el drama que causé abajo. Pero mi orgullo es mucho más fuerte, no es la primera vez que él viene con arrepentimientos, muchas de nuestras discusiones han sido por culpa de ella, es por eso que decido no dejarlo entrar.

-Quiero estar sola Aidan, es mejor que vayas a casa.—Le pido con un tono de voz firme.

-No es lo que quieres.—Me dice, él me mira directamente a los ojos, sé que puede notar que es así.

-Vete, mañana te llamaré.—Digo y en un acto rápido comienzo a cerrar la puerta, pero él me gana en velocidad y por supuesto en fuerza, porque no permite que cierre la puerta, es más, él entra en mi apartamento.

Un poco choqueada me quedo mirándolo con la boca abierta, él si hace lo que se le dé la gana eh.

-Te conozco, te he visto enojada, y sé cuando deseas estar sola, y esta no es la ocasión.—me dice mientras camina hasta el sofá y se sienta.

-No sabes nada Aidan Gallagher, por favor vete a casa.

-Ni siquiera estás gritandome.—dice con despreocupación.—Deberías cerrar la puerta.

-No te gritaré, estás paredes tienen oídos, no quiero espantar a los vecinos. Si quieres que este cerrada, hazme el favor de cerrarla tú y que sea por fuera, gracias.

Él al escucharme se ríe, claramente no está tomando mis palabras enserio. Y para ser honesta, ni yo puedo creer en mis propias palabras, porque a pesar de sentirme enojada con él, no tengo el valor de echarlo de mi casa.

Él al escucharme se ríe, claramente no está tomando mis palabras enserio. Y para ser honesta, ni yo puedo creer en mis propias palabras, porque a pesar de sentirme enojada con él, no tengo el valor de echarlo de mi casa.

Por algunos segundos nos quedamos mirando, esta claro que él no se irá, así que cierro la puerta no sin antes mirarlo con enfado.

No me detengo a quedarme con él, camino por el pequeño pasillo hasta mi habitación, dije que me daría una ducha y es lo que haré.

-Hablemos, por favor.—Me pide él parándose en el umbral de la puerta.

-Si hablarás sobre esa mujer no quiero hacerlo, al final siempre será un fastasma en tu vida, aunque no esté presente siempre se las arreglara para hacernos pelear.—digo sin siquiera mirarlo, me centro en buscar mi pijama y las toallas que me llevaré al baño.

-Cariño, perdóname. Es verdad, quise enfrentarla, quise encararla y pedirle que no ponga un pie en la empresa, no te mentiré, pero me di cuenta que tienes razón, tú tienes razón, que haga lo que quiera, no le daré la atención que quiere.—me dice y de reojo lo veo acercarse.—No estés enfadada conmigo.—Me pide al mismo tiempo que siento sus brazos rodear mi cintura.

Aidan me lleva con él cuando se sienta al borde de la cama. Por otros largos segundos nos quedamos mirando, por supuesto que quiero dejar de estar enfadada con él, llevamos menos de un mes juntos como novios y no puedo creer que nuestra primera discusión se deba a ella.

-Ya no se que más hacer para alejarla de nuestras vidas Aidan, siento que incluso el juicio no la detendrá. Y temo, temo mucho que esto termine mal, muy mal.

-Lo sé. También lo he pensado, pero no sé qué hacer para dejarle las cosas claras, eres testigo de que ya lo he echo, antes de irnos a París lo hice ¿Lo recuerdas?.—me pregunta mientras acaricia mi espalda con suavidad.

-¿Cómo olvidarlo?.—digo.—Nuestro viaje casi se va al demonio por su culpa, por ir a tu casa, y bueno, tú te quedaste también.—Recordar ese episodio me da tristeza.

𝑈𝑛𝑎 𝐺𝑟𝑎𝑛 𝑀𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 ||  𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora