🥀Capítulo 78🥀

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Aidan está en casa otra vez y mi felicidad es enorme. Su estado de salud aún es delicado, pero su doctora le dio el alta para continuar su tratamiento desde el hogar.

Al principio se negaba a que una enfermera estuviera asistiendolo durante las mañanas, pero al final entre todos lo convencimos. Incluso con su madre, que poco a poco comenzó acercarse a mi.

Los primeros días después de estar en casa junto a Aidan, ella y Thimothee se quedaron con nosotros, pero después decidieron volver a Mullingar.

Sé que aún hay muchas cosas de las cuales tengo que hablar con Lauren, sé que todo lo que ella hace lo hace por su hijo. Yo solo espero que en algún momento ella pueda aceptarme sin sentirse presionada.

-¿Porque no vienes un momento a mi lado?. —Me pide Aidan mientras entro en la habitación para dejarle un vaso con agua. —No soporto estar postrado en esta cama ______.

-Si quieres podemos ir al jardín. ¿Te sientes con ánimos de poder dar unos pasos?. —Le pregunto sentandome a su lado.

-No lo creo. —Dice mirando su pierna y el vendaje que tiene encima.

-Entonces quedemosnos aquí, podemos ver una película. —Le sugiero mientras me acerco y acaricio su cabello.

Aidan suspira ruidosamente a mi lado. Desde que llegó a casa su ánimo varía, un dia está bien y otros apenas se soporta el mismo.
Nunca había empleado tanto mi paciencia con él, es como un niño.

-Me siento inútil estando aquí sin hacer nada. —Me dice de repente. Sus palabras me hieren, porque él no es un inútil.

-Oye, no digas eso. —Le pido. —No lo eres. Tuviste un accidente, y ahora estás en proceso de recuperación. Sabíamos que sería lento, pero todo pasará, estarás bien pronto.

Él gira su rostro en mi dirección y me sonríe.

-Gracias por estar conmigo. —Me dice apenas en un susurro.

-¿Gracias porque? Es mi deber como tu novia estar aquí junto a ti, no debes agradecer nada. —Le digo acercándome a su rostro.

Mi boca se posa sobre la suya por algunos segundos. Sus labios suaves y cálidos se mueven sobre los míos queriendo más, mucho más.
Pero retrocedo contra mi voluntad y me quedo mirándolo.

-Vamos, acércate. —Me pide tomando mi mano. —Te extraño _____, quiero estar contigo.

-Y yo contigo cariño. Pero no quiero hacerte daño, estás muy delicado. —Le recuerdo, y al hacerlo su mal humor aparece.

-Bien. —Responde cortante, su mano suelta la mia.

-No te enfades Aidan. Sabes perfectamente que extraño estar contigo, pero temo lastimarte, no quiero hacerte daño. —Le pido, pero él está ignorandome.

Lo veo tomar su móvil y llevarse el aparato al oído. Por algunos segundos se mantiene en silencio pero después comienza hablar cuando alguien le responde.

Es Andy.

No me muevo de su lado mientras está echo un ogro hablándole a su amigo.

-¿Pretendes que me quede de brazos cruzados entonces?. —Dice él al teléfono. —No puedo Andy, estoy harto. A estas alturas ya deberían tener al menos un rostro, o alguna pista.

Bien, comprendo su estado de ánimo. No quiero justificar su enfado hacia mi, pero si yo estuviera en su lugar quizás estaría igual. Las pistas sobre quién intentó atentar contra su vida siguen siendo escasas, la investigación no avanza y sé que está nervioso porque esa persona sigue en la calle.
Yo también lo estoy, temo salir cada día a la Universidad y dejarlo solo en casa.
Edward a estado viniendo hasta aquí para hacerle compañia mientras yo no estoy, pero sé que Aidan continúa sintiéndose mal por no poder hacer nada.
He intentado mejorar su estado de ánimo ayudándole en lo que sea, también teniendo paciencia por absolutamente todo, pero hay momentos como este, que me siento tan frustrada, tan deprimida.

𝑈𝑛𝑎 𝐺𝑟𝑎𝑛 𝑀𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 ||  𝐴𝑖𝑑𝑎𝑛 𝐺𝑎𝑙𝑙𝑎𝑔ℎ𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora