Thirty-six threads: Triste realidad

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—Las únicas caricias dulces que he sentido a lo largo de mi vida, han sido del sol... Me abraza, me rodea y da su calidez; el océano que me envuelve y desea tragarme con tal de no soltarme—musita en un hilo de voz. Tierno y suave—, la brisa que danza conmigo y la música que roza todos mis sentidos. Es encantador ¿No es cierto? Tantos tipos de querer, tantos tipos de tacto.

Namjoon lo mira fijamente.

—Y aun así el que me más me ha marcado es el más cruel de todos los que han sido creados—La nota decepcionada surge, desliza de sus labios gruesos y rosados, tal como los ojos irritados y llorosos—. La que disimula un engaño. Jurar amor eterno y tras sellarlo, tan solo irse como mariposa revoloteando al próximo prado.

Jimin se sienta en la arena. Sus piernas desnudas con algo de arena. Los pequeños pies con marcas propias de un bailarín, tobilleras de oro con piedras preciosas y el mar que empapa delicadamente la piel del dios. Namjoon sigue en su sitio, lo observa, lo admira. La bella y triste obra de arte que hace Jimin con su mera presencia en un espacio. El cabello suelto se bate con la brisa que sopla. El sonido de las olas sirve para atenuar el corazón alborotado de Namjoon.

Nervioso de acercarse.

Ansioso por hacerlo.

Precavido al mantener el deseo.

—Un amante tras otro. Todos se van. Incluso mis padres lo hicieron. Incluso mi hermano lo hizo...

— ¿Los odias?

Es la única pregunta que escapa de los labios de Namjoon. Jimin sonríe débil, inclina la cabeza a un lado y se arregla un mechón de cabello que vuela lejos del conjunto.

—No podría, aunque quisiera hacerlo. Porque así de tonto es el amor—susurra—. Odiar unos instantes y de repente, volver a amarlo por una disculpa patética y una nueva promesa que será incumplida.

Namjoon se acerca y se sienta a un lado. Se quita los zapatos y enrolla el pantalón que usa. Jimin continúa con la vista hacia el horizonte el enorme océano donde siempre haya cierto consuelo. Por ello cuando se siente mal, suele venir a este espacio seguro. Aunque debe admitir, que es la primera vez que hay alguien aparte de él. Es peculiar, pero no cuenta con el interés de querer entender cómo es posible.

—Por milenios he estado aquí, me pregunto qué hago mal, que puedo hacer para remediar mis fallos, lo que me impide llegar a ser feliz. La respuesta jamás ha llegado... Solo el que la solución real, es dejar de existir. Porque eso hacen los errores: desaparecer.

—No considero que seas un error.

— ¿No?

—Si tú lo fueras ¿Qué hay de mí? De tantos otros que vivimos como locos incapaces de hacer otra cosa que expulsar lo que sentimos de la forma en que podamos—propone Namjoon—. Sin ti, todo lo que he logrado, no existiría.

Jimin da una risita antes de levantarse.

—Quizá harías algo mucho mejor con tu existencia, mejor que perder el tiempo.

Namjoon frunce las cejas y Jimin camina hacia el agua. Hundiéndose hasta desaparecer. En un parpadeo, está en un lugar oscuro, extiende las manos y consigue abrir poco a poco los hilos que lo recubren. Saca la cabeza y la sacude, mira alrededor, nota enormes bultos envueltos en telaraña. Un poco más de esfuerzo y logra salir de su capullo que se deshace con suavidad. Los pasos suaves lo hacen girar y ver arriba.

—Los voy a devolver a casa. —anuncia Jimin.

Namjoon ladea la cabeza. Se ve muy cansado y su parte inferior, el abdomen de araña, luce extraño. En lugar de estar terso como debería, es como si estuvo muy inflado y perdió lo que tenía dentro. Jimin se limpia el mentón y pasa de Namjoon.

Invisible Thread || NamMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora