𝙿𝚘𝚛 𝚃𝚒, 𝙲𝚊𝚛𝚒ñ𝚘... [𝚂𝚊𝚜𝚞𝚔𝚎 𝚇 𝙻𝚎𝚌𝚝𝚘𝚛𝚊]

Capítulo XXIX [2da Temp.]

La habían rodeado, estaba completamente llena de preguntas y todo el mundo lloraban aliviados al saber que ella había despertado.

Kiba a penas la vió, la abrazó tan fuerte que hasta yo sentí ese abrazo. Pero sinceramente, confío en ella. Confío en ella más que nadie.

Poco después de eso, la fiesta comenzó a dispersarse un poco. Aunque aún habían algunos cuantos que no se despegaban de T/N.

Uno de ellos era yo, vaya. No creo que exista alguien en esta aldea que la haya extrañado más que yo.

Sin embargo, a pesar de que quería pasar más tiempo junto a ella, Naruto me llevó hasta la barra junto a todos los demás chicos de la aldea.

No me gusta el trago, pero supongo que una copa no estará mal.

Fue lo último que pensé, y de un momento a otro, todos en ese lugar al que Naruto nos había llevado, estábamos viendo todo borroso. Joder, que mal voy a pasar mañana.

Pude ver como T/N estaba con los Sannin. Tan solo hablaba con ellos, aunque me parece haber visto una mirada de asombro por parte de ellos. Aunque me era confuso distinguir la realidad de entre el alcohol, tan solo podía ver cosas girando. ¿Qué demonios tomamos, Naruto?

Por favor, T/N. No tomes, que al menos uno de los dos llegue cuerdo a casa esta noche.

Estuve toda la noche con Naruto, Shikamaru, Lee, Neji, Shino, Kiba y Chōji llorando y rogando por penas que habíamos tenido. Sí me llevo mejor con ellos, será mejor para T/N.

Siento que algo va mal a pesar de que siento felicidad junto a estos chicos. Siento que algo va a ir terriblemente mal y no puedo quitarme ese maldito presentimiento de la cabeza. Siento un maldito deja vu y estoy sintiendo la necesidad de ver si T/N está bien.

Pero mis brazos y piernas no responden. Maldita sea. Muévete, muévete, Sasuke.

Iba a moverme, iba a hacerlo. Pero el gentil tacto de alguien en mi hombro me hizo despertar de mi breve estado de embriaguez.

— Tomaste mucho... —Ella me miraba con aquellos ojos que amaba.

— Te ves tan hermosa hoy, cielo...

Fue lo único que pude decir.

Sentí como ella me ayudaba a levantarme.

— ¿Vamos a casa? ¿Sí?

— Lo que digas... Cariño...

Debo pesar mucho, perdóname, T/N. Cuando tengo alcohol en la sangre lo únicas palabras que puedo articular son todas esas cosas que no suelo decirte.

Estuvimos mucho tiempo caminando, sus pobres piernas deben estar cansadas de tanto caminar. En serio, te prometo que no volveré a tomar.

Pero me anima mucho escuchar tu voz y sentir tu tacto, eres magnífica. Aunque creo que no es necesario decírtelo para que lo sepas.

Después de unos treinta minutos, quizá fue más, quizá fue menos. Fue el alcohol o quizá lo hermosa que se veía T/N bajo la luz de la luna lo que me hicieron perder la noción del tiempo.

¿Quién diría que ella podría ser tan perfecta incluso estando borrosa?

— Quédate aquí, ¿Sí? —Suspiró, cansada. Apoyándome en la pared de la casa.

— T/N... —Dije, canturreando su hermoso nombre.

— Dime, Sasuke. —Abrió la puerta y volvió a servirme de apoyo. Empezamos a entrar a casa.

— Te amo~. —Dije, aún canturreando.

— Y yo a ti. —Dijo, sin más para después dejarme en el sillón y sentarse a mi lado.

— ¿Te gusta la casita que te hice, querida? Hip.

— Es preciosa. —Dijo ella, con su hermosa sonrisa— Te lo agradezco, cariño.

— ¿Me besas? Quiero tus besos...

Voy a quedar como un meloso esta noche, pero no me molesta pedirle besos, y más si me los da.

— Te los daría, pero tu boca huele mucho a alcohol.

Suspiré, desganado.

¿Quién podría culparte, amor mío? Yo tampoco quisiera besarme en este estado.

— ¿Tienes hambre? Toda la fiesta tan solo tomaste, pero no te ví comer. —Me miró, preocupada.

¿Me vas a cocinar? Te amo.

— Quiero tomates... —Suspiré.

— ¿Y cuándo no? —Ella se levantó, besando mi frente y acariciando mi cabello para después ir a la cocina.

Simplemente estaba esperando, quería levantarme y ayudarla a cocinar. Aprender como cocina esa deliciosa comida que siempre me hacía. O quizá simplemente creo que cocinará delicioso. Creo que nunca me ha cocinado, pero siempre hay una primera vez para todo.

Estaba ya casi dormido, lo único que me mantenía despierto era el maravilloso olor proveniente de la cocina.

También me parece que percibo el ligero olor de menta, además del olor de plantas medicinales. ¿Me querrá drogar?

— ¿Sigues despierto? —Aquella voz me trajo de nuevo al mundo.

— Eso intento... —Murmuré— ¿Qué hiciste? Huele delicioso...

Ella extendió el plato y el olor de la carne llenaron mis fosas nasales. Huele genial.

— Gracias...~

Ella también extendió un pequeño vaso, se sentó a mi lado y acarició mi cabello.

— Toma, te hará sentir mejor. —Me sonrió.

— Gracias... Cariño...

— Es un té medicinal, te hará sentir como nuevo en unos minutos.

— ¿Qué haría yo sin ti...?

Coloqué la taza en mis labios. Tenía un sabor bastante peculiar, sabía mucho a plantas medicinales y quizá un poco a canela.

Aquel líquido rápidamente recorrió mi cuerpo, de momento, me sentí agotado, pero bastante mejor. Aunque era innegable el dolor de cabeza que sentía, pero ella me dijo que pronto se iría.

— Gracias, T/N. —Hablé mientras la miraba con una leve sonrisa.

— De nada, Sasuke. —Ella besó mi frente.

— Ah... Por cierto... —Tomé sus manos y la acurruque en mi pecho, acariciando su cabeza y jugando con su cabello.

— ¿Qué pasa? —Preguntó ella, abrazándome.

— ¿De qué hablabas con los Sannin?

Pude sentir como ella se movió de repente, pareció asustarse por la pregunta.

— Ah... Tsunade... Ella me llamó, quería hacerme un rápido examen.

— ¿Te dijo algo?

— Que estaré bien, que todo el tiempo que me queda será a tu lado.

Que alivio...

— Sabes... —Dije, levantando su mentón.

— No, no lo sé. —Ella rio, yo solté una risa y giré mis ojos debido a la mala broma.

— T/N...¿Podemos salir mañana? Quiero tener una cita contigo...

— ¿Dónde queda tu orgullo cuando estás conmigo, Sasuke?

— Tan solo acepta... También me cuesta expresarme cuando estoy contigo a solas.

— Me parece que tengo que emborracharte más seguido tan solo para que me trates como una diosa. —Besaste su nariz.

— ¿Entonces, aceptas?

— Claro que acepto.