PRÓLOGO*

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~Prólogo~

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~Prólogo~

Despierto de golpe, parpadeando para recuperar la conciencia. El dolor en mi cabeza es insoportable, y todo a mi alrededor da vueltas.

Intento adaptarme a la penumbra, apretando los ojos para captar algo de luz. Es un lugar oscuro y lúgubre, y afuera parece llover torrencialmente. Una tenue luz se filtra por un agujero en el techo, iluminando un cubo desbordado debajo.

¿Dónde estoy?

El mareo empeora con cada segundo. Trato de levantarme, pero mis piernas están atadas a las patas delanteras de la silla en la que me encuentro, y mis manos están amarradas a la espalda.

No tengo fuerzas para intentar escapar.

Sería más fácil pensar que esto es solo una pesadilla, pero la realidad que siento lo hace imposible.

El miedo me invade y comienzo a ver borroso. Aun así, trato de concentrarme en cómo salir de aquí. Entonces recuerdo...

—¡Por fin despiertas! —una voz llena de entusiasmo interrumpe mis pensamientos.

¿Tú?

Está detrás de mí.

—Ha sido una larga siesta —añade.

Siento su presencia acercarse y mi cuerpo se paraliza.

—¿Por qué estoy...? —intento preguntar, pero me interrumpe.

—¡Qué curioso eres! —exclama cerca de mi oído, mientras algo afilado se posa en mi cuello.

Me quedo inmóvil.

Nunca antes había temido a la muerte, pero esta situación me hace replantear ese pensamiento. No es la muerte en sí, sino la forma de morir la que aterra.

¿Moriré así?

Las lágrimas llenan mis ojos. —Por favor, yo... —mi voz sale apenas como un susurro; no puedo hacer más.

—Shh —me calla y entrelaza sus dedos en mi cabello—. Si supieras cuánto odio las súplicas, no lo estarías haciendo —un quejido se escapa de mis labios cuando tira de mi cabello—. Es un poco tarde para eso.

El objeto afilado se desliza por mi cuello, obligándome a levantar aún más la cabeza. —Quiero que me mires.

Mis ojos se cierran con fuerza, dejando escapar las lágrimas.

El pánico se apodera de mí; mi cuerpo tiembla y mi respiración se acelera descontroladamente. El ritmo frenético de mi corazón se siente casi en mi boca. Es la sensación más horrible que he experimentado.

—Abre los ojos —ordena, alzando la voz.

Obedezco. El terror domina todos mis sentidos.

¿Moriré así?

—¿Crees que mereces morir así? —pregunta, como si leyera mi mente—, ¿como un maldito asqueroso? —Su mirada es fría y decidida.

¿Merezco morir de esta forma?

—¡Responde!

—¡No! —respondo apresuradamente—, yo... Yo no lo merezco —mis labios tiemblan.

Nadie merece morir así.

—Jum... —suelta una sonrisa burlona—. Lo dudaste. ¿Estás seguro? —repite la pregunta.

—¡BASTA DE JUGAR A ESTO! —grito y rompo en llanto—. Si vas a matarme, hazlo —murmuro—. Por favor.

—¡QUE ABRAS.. LOS MALDITOS.. OJOS! —grita de vuelta—. Yo también sé gritar.

No sé en qué momento volví a cerrarlos.

—No sé por qué estás haciendo esto —digo su nombre—. ¿Por qué hablas así?

—No soy quien crees, estúpido. ¿Crees que las personas que conoces harían algo así?

—No te conozco lo suficiente, pero sé que ella...

—Te atreves a hablar de ella como si la conocieras —Siento cómo el objeto afilado corta ligeramente mi piel, quemando—. No eres nadie para hablar de ella —aclara—. Así que, no la menciones.

—Por favor, —repito su nombre—, lo que sea que le haya hecho no fue...

—Qué asco das, de verdad.

Aparta el objeto afilado de mi cuello y empieza a buscar algo en un cajón, por el ruido que escucho.

—Vamos a hacer que te calles —dice.

—¿Qué vas a hacerme?

—Joder, cómo hablas —protesta.

—Por favor... —imploro, llorando.

Vuelve a acercarse rápidamente, me agarra del cuello con una mano y levanta mi mentón. —Cállate la boca de una puta vez —murmura sobre mis labios—, tu tono de voz es muy molesto y no puedo concentrarme.

Vuelve a rebuscar. Cuando encuentra lo que busca, se para frente a mí con una sonrisa escalofriante dibujada en su rostro. Saca lo que traía escondido detrás de su espalda... ¡Tachán!

Hilo y aguja de tejer.

—¿Para qué es eso? —pregunto, imaginando lo peor.

—Ya te dije que hablas mucho —aprieta los labios—. Ahora procedo a sedarte. ¿O quieres que...?

—NO.... NOOOO.... AYUDA —grito desesperado.

Chasquea la lengua. —Respuesta incorrecta.

Lo siguiente que siento es un fuerte golpe en mi cabeza.

Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora