~Capítulo 29~

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~LAIA~

Agotada abro los ojos. No puedo tocar el suelo. Siento como si estuviese flotando en el aire. Miro hacia abajo y efectivamente hay una notable distancia entre mis pies y el suelo.

Pero-

Debajo se forma un charco de un espeso y oscuro líquido que por el olor a hierro deduzco sea sangre. Su tamaño crece mientras las gotas caen y el sonido de su salpicadura se amplía por el eco del lugar desapareciendo luego en la oscuridad.

¿Donde estoy?

No encuentro las fuerzas para hacer nada. ¿Cómo rayos floto?... A duras penas logró levantar la cabeza y una gota cae directo en mi cara ¿Conque de aquí sale la sangre? Son mis manos, están amarradas con soga al techo. Aún con la sangre puedo ver mi piel rasgada bajo los toscos amarres. Arde un poco pero no duele mucho.

¿Cuánto tiempo llevo aquí, y por qué no recuerdo nada?

Mi boca se seca cada vez más y empiezo a perder la conciencia otra vez cuando siento la voz de papi.

—¿Papi? —Levanto la cabeza como puedo. Se ve una luz muy a lo lejos, como si fuesen linternas.

—¿Laia? —lo escucho.

—PAPIIII. —grito con todas las fuerzas que me quedan—. Estoy aquí.

—¿Laia? —me llama.

Las lágrimas que se estaban formando en mis ojos me empapan las mejillas. —Papi... ayúdame por favor... estoy aquí.

—LAIA. —grita.

—¿Papi? No puedo verte. Ayúdame.

—Parece que no hay nadie aquí chicos. —dicen.

—NO, NO TE VAYAS PAPI.. ESTOY AQUÍ.

—Sigamos buscando. Tiene que aparecer.

—NO ME DEJES POR FAVOR PAPI.. AYUDAAAA.

La luces que antes se veían comienzan a alejarse poco a poco y con ellas mi esperanza de vivir".

—PAPIIIIII

Abro los ojos de forma brusca. La claridad repentina me hace volver a cerrarlos hasta que poco a poco me adapto al cambio de luz. Aún es de día. Me sujeto el pecho con ambas manos pudiendo sentir como sube y baja muy rápido.

—Fue solo una pesadilla Laia, una muy rara. —me repetí a mi misma.

Tomo una buena calada de aire, la suelto y repito el proceso. Mi respiración comienza a controlarse, vuelvo a pegar mi cabeza a la suave almohada y cierro los ojos con fuerza, aguantando todas esas lágrimas que amenazaban con salir.

Siento un peso caer sobre mi cintura. Primeramente me asusto pero luego sonrío media boba al ver que es la mano magullada de Ian. Me giro quedando frente a él y lo observo por un rato. Aún con la boca media abierta y el pelo todo desordenado de ve precioso y hasta medio tierno.

Así pierdes toda esa coraza de chico malo ¿no?

Se es tan vulnerable cuando se duerme. Mis manos no se contienen, con sumo cuidado acaricio su suavemente su cabello . El protesta con un gesto que me hace reír en voz alta y tapo mi boca... pero vuelvo a hacerlo, esta vez rozo su nariz y labios. Noto que empieza a entreabrir los ojos así que cierro los míos y finjo estar dormida.

Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora