Cuatro meses después.
~Dylan~
—Oye, Dylan —Marcus me llama desde el otro lado de la puerta justo cuando iba a salir.
—¿Qué? —respondo sin siquiera girarme.
Hoy Marcus resolvió uno de sus casos más impresionantes. Cuando solo llevábamos siete sesiones, el asesino al que trataba confesó todo lo que había hecho. Hoy, que se cumplen las quince sesiones, pudo diagnosticar los tres síndromes de los cuales padecía.
Esa es la razón por la que ha estado hoy más molesto de lo normal, y esa es la razón por la que sé que lo próximo que dirá será alguna estupidez.
—Si quieres —habla con burla—, puedes transferirme tu paciente, estoy seguro que al menos la haré hablar.
Muevo un poco la cabeza, de forma que puedo mirar por el rabillo del ojo cómo le hace muecas a Joseff, otro compañero de trabajo.
Atravieso la puerta sin decir una palabra. A lo mejor debí responderle algo, pero no soy de ese tipo de persona que tiene siempre una respuesta. Más bien soy de los que deben planificar y anotarlo todo, por eso pensar en algo que decirle me robaría tiempo y la próxima sesión es en veinte minutos.
Camino hasta el gran portón de acero reforzado y coloco mi tarjeta en el panel magnético. Después del sonido de aceptación, el bombillo se vuelve verde y automáticamente se escucha la pequeña bocina en la que me tengo que anunciar.
—Tengo sesión con 0010 —anuncio—. Dylan Jones.
Automáticamente se abre la puerta. Nunca me acostumbraré a esto. Estoy atravesando el arco detector de metales cuando éste empieza a sonar de forma extraña.
—¿Qué llevas? —habla uno de los guardias.
Trago saliva notoriamente. Impresiona que te mire de esa forma y con ese tamaño tan wow que tiene. Juro que tengo que mirar hacia arriba para poder verlo a la cara.
Registro mis bolsillos —Deben ser las llaves —hablo y dejo las llaves en una cesta.
—¿Eres nuevo?
—No —me apresuro a responder—. Solo lo olvidé.
Con un movimiento de cabeza me indicó que repitiera el paso por el arco.
Gracias a todo lo que existe, esta vez no sonó.
Frente a la puerta 0010 me detengo y miro a través del pequeño cristal. Veo que está hablando y gesticula, pero desde aquí afuera no logro escuchar nada de lo que dice.
Agacho la cabeza y suspiro —Aquí vamos de nuevo —murmuro haciendo la señal para que abrieran la puerta.
En cuanto me ve, rueda los ojos y se deja caer en la cama.
—Buenos días —digo tomando asiento donde siempre lo hago, en una silla sospechosamente cómoda.
Como siempre, no consigo respuestas, ni siquiera al saludo.
Me acomodo, saco mi lápiz y mi libreta. Hoy, leyendo un poco sobre el caso, descubrí algo que quizás sea un punto sensible. No debería, pero me atreveré a tocarlo. Necesito un avance si no quiero que me saquen del caso.
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Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]
Mistério / SuspenseLaia Silver, una joven estudiante de medicina, se encuentra en una encrucijada entre una vida aparentemente perfecta y el oscuro peligro que la acecha. Cuando un psicópata mentalmente inestable la elige como su presa, Laia se ve atrapada en una espi...