~IAN~
No dice nada más.
Camino hasta la butaca libre y me dejo caer, cansado aún. Acomodo mi mojado pelo hacia atrás, subo una de las piernas al brazo de la butaca y me relajo.
Estoy frente Laia, aunque no tanto como quisiera. Me quedo observándola, se masajea las sienes con los ojos cerrados, recuesta la cabeza al cabecero y deja salir una larga respiración de agotamiento.
Querer entender cada cosa que pasa por su cabeza es agotador. Aveces es muy fácil leerla, aveces simplemente no puedo hacerlo. Como hace un rato en la habitación.
¿No quiere que nadie sepa lo qué pasó?
No se arrepiente pero actúa de está forma tan... extraña....
¿Qué se supone que haga? Guardar en secreto como si fuese una de mis conquistas de una noche... porque así no es como lo siento. Parece que este tema no le afecta para nada, haré lo mismo. Estaré listo para cundo ella decida.
—Me deprimes con ese ambiente tan aburrido.
Mi voz la sorprende como siempre, abre los ojos y me fulmina con una mirada fría.
—No te lo tomes personal, pero en serio es muy deprimente. —recalco.
Niega con la cabeza y vuelve a recostarse.
Auch. Ignorado con éxito.
—Bien, seguiré hablando mientras me escuchas de esta forma tan... —hago una pausa buscando la palabra correcta— aburrida que...
—Y dale. —interrumpió.
Objetivo logrado.
—¿Qué?
—Puedes buscar algunos sinónimos para ese adjetivo que tanto te gusta usar.
Sabía que eso la haría estallar. La vieja confiable.
—Es que... resulta... que justo ese es el que te molesta. —confesé.
Laia se hace la sorprendida y se lleva las manos al pecho fingiendo estar herida. —Oh lo siento. No noté que intentabas llamar mi atención. —bufó.
—Siempre lo hago. No tengo que intentarlo. —admito.
Laia arruga el entrecejo. Sus ojos se posan sobre mí. —Eres un engreído, lo sabías ¿no?
—Sii. —alargo un poco la vocal—. Pero tengo razón. —aseguro.
No es capaz de negarlo porque sabe que es verdad. Muerde su labio inferior y pone los ojos en blanco.
—¿Cómo es que cualquier expresión qué haces te queda tan hermosa y tierna? —pienso en voz alta.
Laia suspira sonriente.
—Decídete Ian. —habla.
Frunzo el ceño confundido.
—Decide si vas a halagarme u ofenderme porque te juro que vas a volverme loca.
—Yo solo digo lo que me viene a la mente.
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Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]
Mistério / SuspenseLaia Silver, una joven estudiante de medicina, se encuentra en una encrucijada entre una vida aparentemente perfecta y el oscuro peligro que la acecha. Cuando un psicópata mentalmente inestable la elige como su presa, Laia se ve atrapada en una espi...