~Capítulo 27~

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⚠️ Advertencia: Este capítulo tiene fuerte contenido +18.

~IAN~

Ella sabe lo que provoca en mí, lo confirmo por la adictiva forma en la que sonríe contra mis labios cuando rompo el beso. Ambos respiramos fuertemente, la miro y noto cómo muerde su labio inferior de forma provocativa. Aprovecho el enredo de mi mano en su pelo y lo jalo hacia atrás dejándome su cuello libre para así besarlo y mordisquearlo suavemente. Me adueño de él como quiero. Suelta otro corto gemido y... mierda, me encanta que lo haga. Quiero más, quiero que gima mucho más fuerte sin poder contenerse y que incluya mi nombre en esos gemidos.

No se queja cuando le arranco el pequeño vestido de un tirón y la tumbo en la cama, por el contrario me sonríe pícaramente. Tenerla desnuda frente a mí con tan solo la mini tanga se siente tan jodidamente bien. Acabo de entender que esto será un vicio que no podré dejar jamás. Mi maldita droga. —Joder que eres hermosa Silver.

Se sonroja como ya supuse que haría y sin darle tiempo a hacer nada más, evitando que se sienta incómoda me tumbo sobre ella y le planto un beso deseoso que grita "desquite" por tanto tiempo aguantándome las ganas de hacerlo. Sus labios son tan suaves que... joder, me vuelven loco. Podría estar besándola un día entero. Nuestras lenguas se cruzan traviesas. Clava sus dedos en mi espalda para atraerme pero yo vuelvo a su cuello y lo relamo, ella se curva en respuesta y yo continúo aumentando la intensidad de los besos mientras los dedos que antes masajeaban su abdomen, ahora llegan a uno de sus pechos y juguetean con él. Veo cómo
muerde la almohada evitando gemir y me detengo.

—No —reclamo—. Quiero oírte.

~LAIA~

Si me sigues hablando así voy a estallar antes de tiempo.

Noto mis labios hinchados y mi corazón a punto de salírseme del pecho. Estoy caliente, muy caliente y cómo no estarlo, tengo a Ian sobre mí mirándome como si fuese lo que más deseara en el mundo. Juguetea con mis pechos y luego pasa a lamerlos. Tiro la cabeza hacia atrás, cierro los ojos y gimo al sentir su boca en ellos. Tanto tiempo sintiendo que no eran suficientes y él solo en dos minutos hace que se sientan perfectos. Los succiona y mordisquea como un experto haciéndome jadear de placer. Nunca había sentido tanto con tan poco. Una de sus manos baja por mi abdomen hasta mi entrepierna y sus dedos me recorren lentamente por fuera. —Joder Laia estás tan lista para mí. —gruñe y comienza a hacer movimientos en círculos sobre mi centro por encima de la ropa interior.

Pero por todos los dioses.. esto es lo más rico que he sentido jamás. Mis gemidos se vuelven ya incontrolables. Como si leyera mi mente aumenta la velocidad de sus dedos y los ataques a mis pechos se vuelven salvajes. Un cosquilleo placentero recorre mi columna vertebral y yo me curvo a más no poder. Estoy a punto.

—Ian...

—Lo sé.

Seguidamente corre mis bragas a un lado y en cuanto toca mi humedad enloquezco. Sabe justo lo que debe hacer para hacerme estallar de placer. No creo que pueda aguantar un minuto más. Guío mis caderas a su ritmo. —Ah Ian. —gimo y él acelera aún más hasta que exploto. Un estremecimiento me recorre todo el cuerpo y me dejo ir mordiendo mi labio con fuerza. Mis piernas tiemblan y apenas puedo moverme.

—Eres lo más jodidamente sexi y excitante que he visto. —me dice con la voz más ronca que nunca y se lanza sobre mí buscando mi boca con desesperación. La recibo con ansias y aún con las piernas temblorosas lo abrazo por las caderas mientras encajo mis dedos en su espalda. Me toma de la nuca y me levanta poniéndome a horcajadas sobre él.

—¿Estás segura de ...?

Lo interrumpí devorando sus labios. —Creo que eso responde tú pregunta. —digo acomodándome sobre sus muslos. Mojo mis labios cuando siento su dura erección contra mi humedad. Me encanta verlo y sentirlo así por mí.

—Te dije que no hicieras eso. —reclama.

—¿O qué? —digo retándolo y comienzo a mover las caderas sobre su marcada excitación.

Gruñe y entreabre los labios sin dejar de mirarme. Aprieta mis caderas contra él guiándolas. El placer me ataca y arqueo la espalda sin dejar de moverme. —¡Oh por dios! —gimo.

Mi respiración se acelera y el calor me invade como nunca cuando noto que de una libera su erección y la coloca contra mi entrada. Jadeo desesperada.

—¿Qué quieres Laia? —pregunta mientras desliza su dureza de arriba a abajo en mi centro nervioso.

Vuelvo a arquearme y gimoteo sin control.

—Ian por favor... —casi que ruego.

Necesito tenerlo dentro de mí ya.

—¿Por favor qué? —pregunta y yo me estremezco sobre él aumentando la velocidad de mis movimientos, provocándolo aún más.

—Mierda. —maldice en un gemido que juro es lo más sexi que he escuchado en mi vida y sin dudarlo entra de golpe a mí.

—Ah. —gimo.

Mi humedad lo recibe con gusto y yo comienzo a moverme como toda una profesional sobre él. Escuchar como suelta esos gruñidos de placer me vuelven loca. Lucho por no cerrar los ojos porque realmente quiero verlo. Él sí los cierra y tumba la cabeza hacia atrás, luego vuelve a mirarme y sonríe con desdicha. —Mírate —murmura interrumpido por su respiración agitada—. Así no te ves para nada aburrida.

—Ya cállate. —protesto y estampo mi boca contra la suya. Él muerde mi labio inferior con ganas, baja sus manos a mi culo, me nalguea y lo aprieta para entrar más a fondo haciéndome jadear a más no poder, dejándome sin aliento. Siento nuevamente el familiar cosquilleo bajando por mi columna y sé que al igual que yo él está a punto por su cara y como comienza a temblar así que acelero mis movimientos. Aquí voy de nuevo. La ya conocida sensación del orgasmo vuelve a invadirme y mis ojos se cambian a blancos mientras araño sus hombros y espalda. Ian me aprieta con fuerza, siento como los músculos de su abdomen y brazos se tensan y termina dentro de mí antes de dejar caer su cabeza en uno de mis hombros.

Y así quedamos uno frente al otro, sin intimidad alguna, más débiles que nunca, sudados y abrazados.

Ambos nos tiramos a la cama. Mi pecho sube y baja con rapidez. Clavo la mirada en el techo pensativa.

Acabo de hacer esto. Acabo de tener el mejor sexo se mi vida con el maldito Ian.

Siento el peso de su mirada sobre mí y giro la cabeza para verlo. Está tan agitado como yo. Sus ojos complacidos me hacen recordar lo que acaba de pasar hace minutos y sonrío. Me apoya sobre los codos y me detengo a solo milímetros de su boca. —¿Qué me miras? —pregunto.

—¿Huirás ahora?

—No tengo energías para eso. —bromeo y dejo caer la cabeza en su pecho.

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Nota: 2/2 Sorry la demora mi internet desapareció..

Y buenoooo... ¿qué puedo decir? 🔥🔥🔥
De todo corazón espero haber compensado el ser una escritora/estudiante tan lenta y vaga. Traerles esta doble actualización es una parte de mis disculpas. 👉🏼👈🏼

¿Les gustó? Espero que sí porque soy bien nueva en esto y fue complicado pero se va aprendiendo.🔥🔥🔥

Dejen su votito y compartan la historia.

Los quieroooo..

Mel.💘

Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora